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México/AFP
Un grupo de 20 migrantes centroamericanos hacinados y deshidratados, cuatro de ellos menores de edad, fue descubierto en una casa de Ciudad de México donde aparentemente era escondido por una red de traficantes en su ruta clandestina a Estados Unidos, informó el jueves la Policía.
El grupo de indocumentados estaba conformado por 14 hombres y seis mujeres y todos se encontraban «deshidratados y aparentemente mal alimentados», indicó la secretaría de Seguridad Pública capitalina en un comunicado.
Once de los migrantes eran salvadoreños, ocho hondureños y uno guatemalteco, precisó la dependencia.
El operativo fue originado por una llamada anónima a la Policía que denunciaba un robo en la casa donde fueron encontrados los indocumentados, quienes señalaron a un hombre presente como el responsable de «cuidarlos».
En el comunicado no se aclara si los extranjeros estaban en la casa en contra su voluntad.
El detenido, que dijo ser propietario de la vivienda, «admitió estar coludido con una red de tráfico de indocumentados» y explicó que «una mujer le pagaba 3.000 pesos (220 dólares) para servicios de luz y agua del inmueble, así como 250 pesos (18,40 dólares) por cada indocumentado que atendiera», dijo la Secretaría.
El hombre explicó que su tarea era alojar a los migrantes en su vivienda y posteriormente entregarlos a integrantes de la red en un municipio de las afueras de Ciudad de México, según el comunicado.
Para ser trasladados de sus países de origen hasta territorio estadounidense, la red de traficantes «les pedía a los indocumentados que realizarán depósitos hasta de 50.000» pesos, equivalente a unos 3.600 dólares, señaló.
Unos 200.000 extranjeros indocumentados, en su mayoría centroamericanos, tratan de cruzar cada año clandestinamente el territorio mexicano para llegar a Estados Unidos.
Una parte de ellos son localizados por las autoridades migratorias para deportarlos pero son escasos los reportes de hallazgos de migrantes en Ciudad de México.
Para cubrir la peligrosa ruta hacia el norte, los indocumentados viajan por su cuenta como polizones en trenes de carga conocidos como ‘La Bestia’ y otros transportes o contratan los servicios de alguna de las redes de traficantes o ‘polleros’.
Miles de estos migrantes acaban siendo secuestrados por el crimen organizado para exigir el pago de rescates a sus familiares o para obligarles a trabajar para ellos, según organismos de derechos humanos.
