Sao Paulo/dpa
El británico Lewis Hamilton se impuso en un caótico Gran Premio de Fórmula 1 de Brasil, que estuvo marcado por las interrupciones por lluvia, las banderas rojas y la presencia recurrente del “safety car”, e incrementó la presión sobre Nico Rosberg, segundo en Sao Paulo.
Tras múltiples incidentes e ingresos del coche de seguridad, Hamilton logró su tercer triunfo seguido en el campeonato, el primero de su carrera en Brasil y achicó de 19 a 12 puntos la ventaja de Rosberg en la clasificación general.
Al alemán, de todas formas, le alcanzará un tercer puesto en la carrera final en Abu Dabi, que se disputará en dos semanas, para ser campeón por primera vez.
El resultado no sabe del todo mal a Rosberg, que pareció continuar con su estrategia conservadora y decidió no arriesgar en exceso en unas condiciones de pista muy peligrosas.
El podio lo completó el joven holandés Max Verstappen, de Red Bull, que arrebató el tercer lugar en el final al mexicano Sergio “Checo” Pérez, a bordo de Force India.
Por detrás de Pérez quedó el alemán Sebastian Vettel (Ferrari), que finalizó quinto, seguido del español Carlos Sainz, de Toro Rosso.
También el español Fernando Alonso, décimo con su McLaren, logró meterse en zona de puntuación.
El alemán Nico Hülkenberg (Force India) fue séptimo, seguido del australiano Daniel Ricciardo (Red Bull) y el brasileño Felipe Nasr (Sauber).
La actuación de Nasr supuso una pequeña alegría para el público local, que vio como Felipe Massa tuvo que abandonar con su Williams en su última carrera en Brasil.
Massa, que tiene previsto retirarse de la Fórmula 1 tras el final de la temporada, se golpeó el pecho y saludó emocionado al público con la bandera de Brasil en los hombros al retirarse de la pista.
El Gran Premio de Brasil terminó con el mismo resultado que las últimas dos carreras: un 1-2 de los Mercedes liderado por Hamilton.
Sin embargo, la prueba estuvo llena de contratiempos. Incluso, se temió que no pudiera terminarse debido a la lluvia, lo que hubiera provocado que se reparta la mitad de los puntos si no se completaba el 75 por ciento de la prueba.
Dos interrupciones con bandera roja, cinco salidas del “safety car”, un inicio con retraso y los abucheos del público tras la segunda suspensión dieron forma a una carrera que fue un auténtico caos.
El Gran Premio comenzó con diez minutos de retraso después de que Romain Grosjean, que debía largar en el séptimo lugar, perdiera el control de su Haas cuando se dirigía a la parrilla de salida e impactara contra las barreras. El piloto francés tuvo que abandonar así antes de comenzar.
Durante las primeras ocho vueltas, los pilotos giraron con el coche de seguridad. Pero una vez que se retiró, los incidentes continuaron.
El sueco Marcus Ericsson tuvo que abandonar con su Sauber apenas reiniciada la carrera y luego fue el turno del finlandés Kimi Raikkonen, que hizo “aquaplaning” y dio varias vueltas con su Ferrari. Poco antes, su compañero Vettel había sufrido un trompo, aunque el alemán pudo evitar daños y tras dirigirse a boxes logró continuar.
El abandono de Raikkonen decidió a las autoridades a poner un freno a la accidentada carrera dadas las peligrosas condiciones del circuito paulista.
Tras la primera interrupción, que se produjo cuando se habían disputado 20 vueltas y duró 35 minutos, los pilotos volvieron a salir a la pista con el “safety car” como compañía permanente.
Pero las autoridades decidieron volver a interrumpir la prueba en la vuelta 29, ante la molestia del público y también de algunos pilotos.
Mientras tanto, los aficionados brasileños abucheaban y mostraban masivamente los pulgares hacia abajo en las gradas.
Poco después, los pilotos volvieron a salir a la pista con el coche de seguridad.
En medio del desconcierto, Hamilton logró mantenerse firme y sostener la primera posición lograda en la clasificación.
Y Rosberg pudo salvar el segundo lugar pese a la fuerte presión de Verstappen, que incluso logro sobrepasarlo en el arranque de la carrera.
Sin embargo, la presencia del “safety car” y la estrategia de Red Bull ayudaron al alemán. Ahora, todo se definirá en Abu Dabi.