La ciudadanía pensante, racional y decente debe tenerlo muy claro, y difundirlo a los cuatro vientos: Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil durante dos periodos, es INOCENTE. Sí, y en mayúsculas.
Y es que ni la Fiscalía, ni el Juez Moro, nunca pudieron comprobar -ni podrán-, que Lula haya recibido un apartamento como soborno cuando fue presidente de Brasil. O sea, Lula ha sido condenado y encarcelado por un delito que no cometió.
Entonces, ¿por qué lo acusaron, lo condenaron y encarcelaron?
La respuesta es clara y sencilla. La oligarquía criolla brasileña e internacional, los sectores conservadores y el monopolio comunicacional han tratado de impedir, a como dé lugar, que Lula llegara a la Presidencia nuevamente, en primer lugar, porque no le perdonan que en sus dos periodos haya gobernado a favor de la gente pobre.
Recordemos que gracias a los programas sociales de Lula en sus dos gobiernos sacó de la extrema pobreza a 35 MILLONES de brasileños. Mientras que otros que estaban en la pobreza fueron movilizados a la clase media.
La oligarquía criolla e internacional ha pretendido, con la acusación falsa y encarcelamiento de Lula, arrebatarle a la izquierda latinoamericana un ícono moral, un referente, dado que, en la última década, las transnacionales, el imperialismo, han buscado sacar a todos los gobiernos de izquierda del poder, a través de diferentes formas: el desprestigio de los principales líderes de izquierda o progresistas, a través de los golpes suaves o mediante la “lawfare”.
La expresidente Dilma Rousseff es un ejemplo claro, primero fue acusada de corrupción, y así lo difundieron los medios locales e internacionalmente, pero, luego, un congreso corrupto la separa del poder por haber utilizado los fondos de una partida del presupuesto de la nación para financiar otros programas de carácter social.
Es decir, el golpe de Estado contra Dilma también fue un montaje, y por lo tanto injusto. Y lo más injusto es que quienes la separaron del poder hoy están presos por ladrones y corruptos, es decir, a Dilma le dieron golpe de Estado un puñado de delincuentes.
Esperemos que la figura de Lula siga creciendo a escala mundial, y desde los barrotes inyecte energía a los movimientos de izquierda en América Latina, incluido El Salvador.
Lula es INOCENTE, eso no debemos olvidarlo.