Omar Fernández
@diariocolatino
“El primer propósito del evento es conocer la historia de los hechos reales del 32, view sick y el segundo para que la juventud conozca la filosofía de la guerra que es cruel, sick el que no la conoce, look no la ha vivido la “desea”, pero los que la compartieron la “desprecian”, con estas palabras Alonso García, representante de la Cofradía del Padre Eterno de Izalco, participó del fórum titulado: “1932 paradigmas culturales del genocidio”.
Este fórum pretende analizar la situación de los pueblos indígenas que durante décadas han cargado sobre sus espaldas la angustia, la muerte, el dolor, la persecución, de la masacre del 32.
Además, uno de los objetivos es que las personas conozcan la realidad que sufrieron los pueblos originarios, especialmente en Izalco.
La Secretaría de la Presidencia, y la Dirección de Pueblos Indígenas realizaron el panel fórum, en el Museo Nacional de Antropología “Dr. David J. Guzmán” (MUNA), para conmemorar el 83 aniversario de la masacre insurreccional del 22 de enero, con el fin de preservar la memoria histórica y la concientización de la sociedad salvadoreña sobre la importancia de los pueblos originarios.
A efectos de generar la intervención de los sectores involucrados en el desarrollo de esta temática, se contó con la participación de panelistas como el secretario de Cultura, Dr. Ramón Rivas; el director de Desarrollo Social del Ministerio de Relaciones Exteriores, licenciado Jorge Jiménez; el director de Pueblos indígenas de Secultura, licenciado Gustavo Pineda y la Presidenta de la Fundación Feliciano Ama, Juliana Ama de Chile.
Todos los expositores reflexionaron y debatieron el tema, buscando replantear uno de los paradigmas culturales que aún se encuentran presentes en los y las salvadoreñas, producto del etnocidio de 1932.
El 22 de enero de 1932, es una fecha que se recuerda con mucho dolor en la historia de El Salvador, porque se considera una de las masacres más sangrientas de América Latina que cobró la vida de aproximadamente 30 mil campesinos en su mayoría indígenas, en los municipios de Ahuachapán, Tacuba, Izalco, Nahuizalco, y Juayúa, durante el régimen militar del General Maximiliano Hernández Martínez.
Desde ese entonces, la masacre insurreccional de 1932 marcó un antes y un después en la vida de los campesinos indígenas de la zona, pues dejaron de utilizar su vestimenta autóctona, hablar su lengua ancestral, y abandonar por completo sus raíces culturales, debido a posibles represalias del gobierno militar por pertenecer a las supuestas organizaciones comunistas.
Este hecho provocó un mayor grado de invisibilización a los pueblos originarios que hasta hoy en día se mantienen, agregó Pineda.
A juicio del representante de la cofradía, la importancia cultural de los pueblos originarios radica en la participación social y económica, y política, donde los pueblos autóctonos sean representados dentro del territorio, dentro del Gobierno y de las grandes organizaciones mundiales.
“Esas condiciones de marginación no terminan, eso siempre continúa, solo hemos sido utilizados para bienes culturales, o para participar en la historia equivocada y para proporcionar el estandarte de la política”, señaló García.