El domingo pasado el pueblo de Simón Bolívar acudió nuevamente a las urnas, para elegir a su presidente, en medio de fuertes presiones de los Estados Unidos y de otros gobiernos de derecha de América, y el llamado al abstencionismo de parte del sector más radical de la derecha venezolana.
Pese a ambas presiones, Nicolás Maduro Moro, no solo logró movilizar el voto de los venezolanos, sino que ganó con el 68% de los mismos. Cerca del 48% de los venezolanos acudió al llamado al voto, que si comparamos esa asistencia con la de otros procesos electorales de otros países de América es más que legítima, sobre todo, por la gran diferencia con la que gana la coalición de partidos que postuló a Maduro.
Solo para comparar, en las elecciones del 4 de marzo en El Salvador el porcentaje de votantes fue del 47%, y todo mundo las ha aceptado como legítimas, por eso es que también hay que legitimar las elecciones en Venezuela y el triunfo de Nicolás Maduro, con el 48% de asistencia.
En la democracia electoral gana quien obtiene la mayor cantidad de votos del total de los asistentes, en el caso de Venezuela, Maduro, quien era el candidato del Frente Amplio de la Patria, obtuvo más de seis de los nueve millones de votantes.
El resto de los votos se lo repartieron Henri Falcon, candidato de Avanzada Progresistas, quien obtuvo dos millones de votos; Javier Bertucci, de Esperanza por el Cambio, con cerca de un millón de votos; y Reinaldo Quijada, del Partido Unidad Política Popular con cerca de cien mil votos.
Es decir, Maduro se enfrentó a tres candidatos presidenciales más, y logró que el pueblo se entusiasmara en acudir a las urnas.
Con las elecciones del pasado domingo, Venezuela sumó 24 contiendas electorales, lo que convierte a ese país llanero en el que más se ha sometido a los procesos democráticos, por lo que cualquier otra calificación que no sea de democrático no es válida para Venezuela y sus gobernantes.
Es de destacar la participación de quienes fungieron como observadores electorales, que han legitimado el proceso venezolano.
Más de 150 acompañantes internacionales, provenientes de 40 países, han dado fe de la transparencia y legalidad del proceso.
De ahí que se debe respetar la soberanía venezolana y sus procesos democráticos para elegir a sus máximas autoridades políticas.
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