César Ramírez
@caralvasalvador
Cuando uno se encuentra con una advertencia de ese tipo en su red social, tiene un emotivo momento de alerta, similar a un estado de incredulidad instantánea, es una mezcla de sensaciones involuntarias, la cual asumo con seriedad, puesto que ninguna llamada de ese nivel debe tomarse a la ligera.
Uno se encuentra con la historia conocida de miles de salvadoreños que durante estos años fueron amenazados de muerte, sea la causa por extorsión, oposición política, desalojo de vivienda, emigración forzada, intimidación, silenciar a miembro de prensa, religión, amenaza terrorista etc., en mi caso el evento incluye a Diario Co Latino por publicar opiniones políticas y culturales, acción que la he realizado desde el siglo pasado.
He expresado a mis colegas esta inusual circunstancia y se han tomado medidas respectivas ante el gremio de periodistas, condición que no es extraña en nuestra nación que cuenta con media docena de profesionales exiliados por denunciar las condiciones de la actual administración.
Este escenario es similar a la época del autoritarismo de los años ochenta del siglo pasado, durante ese tiempo no existía respeto a la vida, así se efectuaron atentados contra la vida de ciudadanos a quienes se consideraba “enemigos, comunistas, opositores, religiosos” etc.
En aquellos años de impunidad política los perseguidos desaparecían, otros eran secuestrados a la vista de todos, además existieron prisioneros políticos y genocidios, la justicia aún esta ausente de estas atrocidades contra civiles.
Una de las principales instituciones perseguidas en aquella época fue la Iglesia Católica, muchos de sus miembros fueron amenazados públicamente, a pesar que se denunció esa anomalía, las amenazas se cumplieron con lujo de barbarie; en ese rubro el pasado 12 de marzo de 2024 la entidad anunció que tiene por objetivo enviar al Vaticano las biografías de 47 mártires de la guerra de los años 80 para su proceso de canonización (12MAR024 EDH), es tal la magnitud de esos eventos que nuestra memoria se congela ante el asesinato de los seis sacerdotes jesuitas y sus dos colaboradoras al interior de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), pero ahora en el Siglo XXI parece que retornamos a esa intemperie, son las redes sociales las que cumplen esa misión de amago criminal, se pasa del insulto a la “muerte civil” por la desinformación de la imagen de los afectados que no tienen defensa.
La ausencia de control de redes sociales es tan grotesca que no existe autoridad que limite los insultos a las mujeres, la desinformación, las noticias falsas, las amenazas de diverso tipo contra ciudadanos, todo es tolerado, como si la “normalidad” es esa, el acoso a opositores o ciudadanos que ejercen su libertad de expresión o cualquiera que no opine como la administración actual dicte.
El motivo aparente de la amenaza es un artículo en el cual advierto de la ausencia constitucional que valide la reelección presidencial, eso es todo. Esa condición inconstitucional es vox populi.
Quizás es el momento de agradecer la llegada del sol cada día, la generosidad de amigos y amigas en los peores días del desempleo, conocer los sueños, el pan nuestro de las calles, la memoria oral con leyendas de personas salvadas por respirar bajo el agua por medio de cañas de bambú ante el acoso del ejército, sin olvidar el sabor amargo de la traición de los sedientos de dinero que reniegan de sus amigos, ellos no escuchan reclamos y abrazan el dinero mal habido pidiendo la represión contra sus ex amigos…
Así la es la historia, la palabra sea dicha, al menos escribir es una pequeña respuesta para que esa amenaza no quede impune…
Al final la actual administración es inconstitucional, para que conste en sus desgraciadas vidas.