Rolando Alvarenga
@Bachibox55
Justo cuando el fenómeno de la “Beatlemanía” comenzaba a incendiar el mundo, find la selección salvadoreña de baloncesto se coronó campeona de los VIII Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados en Caracas, treatment Venezuela en 1959.
Sin duda, ed una hazaña épica e inédita que, tras 57 años, sigue siendo la más grande conquista basquetbolística internacional de todos los tiempos y un reto para las nuevas generaciones.
Fueron los años dorados del baloncesto salvadoreño que contaba con una selección que inspiraban su juego en los Trotamundos de Harlem; bailaba al ritmo del rock and roll de Elvis Presley, el mambo de Pérez Prado, la Sonora Matancera, La Sonora Santanera, la Billos Caracas Boys y sus románticos corazones palpitaban por Los Panchos, Los Dandys, Los Tres Reyes y un sinfín de bandas de aquel momento.
En aquel entonces, también, Fidel Castro y sus milicianos, en nombre de la revolución, asaltaron el poder en Cuba; desde Washington, John Kennedy era el hombre más poderoso del mundo; los carros de moda eran los Roll Royce, Mustang, Cadillac, Chevrolet y Escarabajos. Mientras que en El Salvador las libras de granos básicos se cotizaban a cinco centavos de colón.
También, por aquellos años maravillosos, los salvadoreños se hacían respetar como los japoneses de Centroamérica y un apunte anecdótico es que por esas fechas este servidor comenzaba el kínder para recibir sus clases en blanco y negro, con una hidratación a base de agua de arroz y nada de “powers”.
Ahora bien, dejando de lado toda esa serie de datos históricos que ponen en contexto la gesta basquebolística salvadoreña, vayamos al grano.
Recientemente la Asamblea Legislativa otorgó a los héroes de Caracas 1959, la distinción de “Notables Deportistas de El Salvador”, por lo cual viene al caso traer a primer plano algunos apuntes de aquella memorable gesta.
No obstante, es de aclarar que la distinción otorgada a la selección de baloncesto de 1959, fue gracias a la iniciativa impulsada desde Washington por la ex basquetbolista y seleccionada mayor, Flor de Suyapa Young, editora en jefe de la página Basquet El Salvador, y gestionada en suelo salvadoreño por el marista y ex basquetbolista de primera, Mario Otero.
Los apuntes
La conquista de Caracas fue capitaneada por Adolfo “El Jocote” Rubio y en aquel equipo brillaron con luz propia jugadores del calibre de Adolfo “Chorro de Humo” Pineda, Augusto “Nene” Escalante, José “Chomingo” Chávez, Juan “Loco” Matheu, Pío Salomón Rosales, Roberto Selva, Alejandro “Tatún” Pereira, Roberto “Ratón” Selva, Mauricio “Cotuza” Lemus, Ricardo Guzmán, Tony Cabrales, Luis García, Alejandro “la múcura” Marroquín y Neto “el zorro” Rusconni, entre otros.
Más que un “dream team”, aquel fue un grupo de amigos y buenos basquetbolistas unidos en las buenas y en las malas para superar todas las adversidades. Su hidratación era a base de limones y naranjas. Eran auténticos amateurs que incluso ponían plata de sus bolsillos para hacer lo que más les gustaba: jugar baloncesto y funcionar con extrema precisión.
En los VIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, el torneo de baloncesto se disputó entre el 6 y 17 de enero de 1959, en el gimnasio de la Ciudad Universitaria de Caracas.
Con Pineda, Escalante, Selva, Lemus, Pereira, Chávez y Llort como sus figuras más destacadas, los pulgarcitos centroamericanos sacaron alma, corazón y vida para batirse contra los pesos pesados de la región. Aquellos partidos fueron auténticas guerras frontales sobre la duela: el baloncesto artesanal, pero guerrero de los salvadoreños, contra un baloncesto más técnico y de mejor promedio de estatura de los rivales.
En su ruta al título, los ahijados del “Jocote” -que no pudo dirigir en el partido crucial por culpa de unos mariscos- cayeron y ganaron ante Panamá 58-85 y 76-73, respectivamente.
En la semifinal vencieron 69-57 a Puerto Rico y en la gran final, bajo la dirección técnica del “Nene” Escalante, quebraron todos los pronósticos al vencer73-60 a la favorita Colombia, que les había ganado en la primera fase (65-63).
Tras sonar largamente el chicharrazo final, estalló una eufórica celebración en la cancha con pocos, pero ruidosos compatriotas y la afición caraqueña aplaudiendo la hazaña de los salvadoreños que, con “El Chorro de humo” a la cabeza, terminaron dando el campanazo del torneo. Una conquista que parecía un sueño imposible, pero que con sangre, sudor y lágrimas, un grupo de bien nacidos guerreros cuscatlecos lo hicieron posible. Sacando fuerzas de flaqueza y con una alta dosis de hue…sos, aquellos campeones de la humildad, pero con una gran cuota de garra cuscatleca, escribieron sus nombres con letras doradas para la posteridad. Al retornar a territorio salvadoreño, la selección de baloncesto aterrizó en el Aeropuerto de Ilopango y fue recibida por una impresionante cantidad de personas marcando así un acontecimiento sin precedentes en aquellos años.
Con el pasar de los años, varios de los héroes de Caracas, encabezados por “El Chorro”, “El Jocote” y Juanito Matheu, fueron contratados para jugar en el quinteto celestial, habiendo dejado en la tierra un grato recuerdo para la perpetuidad y el eterno agradecimiento de la gran familia basquetbolística salvadoreña.
Por ello, a pesar que el reconocimiento de la Asamblea Legislativa llega tarde, viene a hacer justicia deportiva y patriótica con un grupo de guerreros que pusieron en alto el nombre del país.
De igual forma, agradecimiento extensivo para la tenaz Flor de Suyapa Young y al laborioso Mario Otero, que lucharon porque este reconocimiento se otorgara a la tenaz selección y cumplir el dicho ¡En vida hermano, en vida!
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