Beirut/AFP
El movimiento chiita Hezbolá, aliado inquebrantable de Irán, saludó el lunes la «gran victoria» en las legislativas, que, según el mismo, refuerza su dimensión militar, después de una votación en la que su principal rival, el primer ministro sunita, Saad Hariri, resulta ser el gran perdedor.
Las elecciones legislativas del domingo, las primeras desde 2009, estuvieron marcadas por la baja participación que alcanzó sólo al 49,2%, y la emergencia de candidatos de la sociedad civil que desafiaron a la oligarquía política tradicional y que podrían alcanzar un par de escaños.
La política sectaria de reparto del poder en Líbano implica que ninguna alianza del Parlamento de 128 escaños gozará de una mayoría estable. Pero el Hezbolá, muy popular en sus bastiones, parecía no obstante confortar su posición a favor de las alianzas que podría sellar o renovar.
«Es una gran victoria moral y política para la Resistencia», dijo el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, en un discurso televisivo, empleando el sobrenombre que recibe el movimiento en referencia a su lucha contra Israel.
Las estimaciones del partido chiita, unas horas después de comenzado el escrutinio, indican que el movimiento se impuso en casi todas las circunscripciones en las que tenía candidatos. Los resultados oficiales deben ser anunciados durante el día.
«Hoy podemos decir (…) que se ha conseguido el objetivo», añadió Nasralá, sin decir cuántos de los 128 asientos del Parlamento ganaron su partido y sus aliados.
Con sus aliados, Hezbolá debería poder forjar más fácilmente una mayoría sobre temas clave como el de las armas, de las que nunca se deshizo desde la guerra civil (1975-1990).
«Gran influencia»
En un contexto de fuertes tensiones regionales sobre el papel de Irán, principal padrino del movimiento chiita, «Hezbolá parece en buena situación para tener mayor influencia en el proceso de toma de decisiones» en Líbano, indicó a la AFP el politólogo Karim el Mufti.
El discurso triunfalista de Nasrala contrasta con el de su gran rival, Hariri, que dijo que su movimiento -La Corriente del Futuro- perdió un tercio de sus escaños en el Parlamento, pasando de 33 a 21 diputados.
«Apostábamos a un mejor resultado y una bancada más grande», reconoció en una conferencia de prensa.
Para el politólogo Mufti, «la reconducción en el cargo del jefe de gobierno no está amenazada».
La derrota de Hariri, apoyado por Arabia Saudita, se produce seis meses después de su rocambolesca dimisión desde Riad.
Insatisfecho con los compromisos del primer ministro con respecto a Hezbolá, Arabia Saudita finalmente le dejó regresar a Líbano entre vítores.
Creado en los años 1980 en el fragor de la revolución islámica iraní para luchar contra Israel, Hezbolá combate actualmente en Siria junto al régimen de Bashar al Asad.
Considerada una organización «terrorista» por Estados Unidos, cinco de sus miembros fueron acusados del asesinato en 2005 de Rafic Hariri, el padre del actual primer ministro.
Papel de árbitro
Los nuevos contornos del Parlamento libanés podrían reforzar el papel de árbitro al que aspira el partido cristiano del presidente Michel Aoun, que obtendría 28 escaños de acuerdo con las últimas estimaciones no oficiales.
«El mayor actor será el grupo del presidente Aoun, que se ubicará entre los bloques no alineados, y Hezbolá se beneficiará con ello de la ausencia de una amplia coalición» opositora, explicó el politólogo Imad Salamey.
Desde 2009 el mandato del Parlamento se prorrogó en tres ocasiones, aludiendo los riesgos de seguridad vinculados al desbordamiento de la guerra en la vecina Siria, que empezó en 2011.
Se esperaba una mayor participación este año pero el nuevo sistema electoral así como las papeletas preimpresas parecieron confundir a los votantes.
«Ni los votantes ni los responsables de los colegios electorales están familiarizados con» el nuevo código, basado en un complejo sistema proporcional, dijo el ministro del Interior, Nohad Machnouk.
Pese a la baja participación teniendo en cuenta en que en estas elecciones se sumaban al universo electoral unos 800.000 nuevos votantes, la nueva ley permite que pequeños partidos apoyados por la sociedad civil puedan entrar al Parlamento.
Dos mujeres, la periodista de televisión Paula Yacubian y la autora Jumana Haddad están posicionadas para obtener un escaño en el parlamento, después de abogar en sus candidaturas por una apuesta que desafíe a las dinastías políticas que critican como corruptas.
«Si ganamos uno o dos escaños hoy, tendremos 10 en cuatro años», afirmó Alexandre Salha, de 30 años, militante de su coalición.