Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
La Historia Ambiental es una disciplina híbrida que mezcla las Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, con el objetivo primordial de explicar la situación de crisis ecológica civilizatoria que se vive actualmente, explicó en su alocución Marta Michellin Cariño, docente de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, La Paz, México.
El Taller de Historia Ambiental para América Central y el Caribe a cargo de la UES-UNA, cuenta con el apoyo de SOLCHA, ICEHO, OHAA; en el marco de la maestría en Historia Aplicada inauguraron una jornada de conferencias y otras actividades, a iniciativa de los compromisos adquiridos durante el IX Simposio Latinoamericano y Caribeño de Historia Ambiental, realizado en la Universidad Nacional de Costa Rica, en julio de 2018.
Con un doctorado y ponente en la jornada de conferencias magistrales sobre Historia Ambiental, Marta Cariño señaló que esta disciplina científica genera aportes interesantes, que contextualizan el presente que vive el planeta. Así como la propuesta de “construir mundos posibles”, al reforzar con el conocimiento y experiencias las transiciones socioecológicas.
“Existe una área amplia de Historia Ambiental lo que hacemos son dos cosas, básicamente: primero, buscar en la historia la insustentabilidad, las razones del porqué estamos como estamos actualmente, y una vez con las causas y los procesos que llevaron a esa problemática. Luego, ya tenemos elementos para no repetir esas mismas cuestiones o cambiar esos procesos”, señaló.
Sobre la investigación del pasado en una región en específico, Cariño explicó que suelen encontrarse “procesos sustentables”, porque no todo en la historia ambiental es la insustentabilidad, al mencionar a comunidades que han podido mantenerse al margen, o están relativamente aislada y en una convivencia sustentable con su entorno. Lo que faculta a los historiadores ambientales entender esos procesos y sociedades.
“Al entender esos procesos -la historia ambiental- primero, las reconoce y las visibiliza, para después revalorar esas formas de vida tradicional, sustentables, que durante muchos años por los modelos de desarrollo han sido calificadas de atrasadas o inconvenientes, cuando son todo lo contrario. Para nosotros, son formas que no solo hay que reconocerlas, sino que son una respuesta al contexto de la crisis civilizatoria actual que vivimos. Y lo primero que debemos hacer es evitar que desaparezcan, dándoles más fuerza y también imitarlas”, consideró.
La Historia Ambiental inicia con un registro que generalmente da indicios de “rastros y huellas vivas de ese pasado”, que pueden identificarse desde la vida cotidiana, como la alimentación; para la historiadora del maíz, como la alimentación en Latinoamérica, es una oportunidad para fomentar las tradiciones que dan identidad cultural y fortalecer su naturaleza agroecológica.
“Elegir cenar pupusas, en lugar de una hamburguesa o una pizza, nos marca como menos dependientes de la comida chatarra. Estos granos básicos suelen ser súper balanceados, al combinarlos muchos más. Y cuando son producidos de manera orgánica no son dañinos a la salud, y este alimento además simboliza nuestras identidad y cultura, es muy importante que durante la defensa de este tipo de alimentación tradicional pensemos en el entorno, la cultura, la formas de subsistencia a futuro y más ecológicamente amistosas”, advirtió.
La Historia Ambiental fue una disciplina casi marginal cuando inició en los años sesenta, en los Estados Unidos, que marcó la “Era Ecológica”, reseñó Cariño; luego esta ciencia híbrida se extendió a Europa entre las décadas de los setenta y ochenta. En Latinoamérica fue retomada en los años noventa para convertirse en la principal forma de hacer historia ambiental a nivel global.
“Actualmente, existe un sinnúmero de organizaciones de Historia Ambiental; tan así, que existe el Consorcio Internacional de Organizaciones de Historia Ambiental (ICEHO, por sus siglas en inglés), que se ha convertido en una tendencia fundamental y principal de hacer historia ambiental.
No es una cuestión de moda, ni tampoco es buena noticia, porque el hecho de que más gente se este interesando por la problemática ecológica actual, quiere decir que es grave la situación que vivimos, pero nos alegra que más gente esté tomando conciencia de esta realidad”, subrayó.
Mientras, Wilson Picado Umaña profesor de la Universidad Nacional de Costa Rica señaló que la Historia Ambiental ayuda a entender la historia nacional de cada uno de los países de Centroamérica, a incluir elementos históricos políticos, sociales, económicos y ambientales, para obtener un contexto más claro del pasado histórico; en ese sentido se tomó la decisión de realizar este taller de Historia Ambiental para América Central.
“Hay tanta diversidad como complementariedad. Evidentemente, es diverso porque cada país tiene una historia nacional, política institucional y social que articulaban de manera distinta el pasado; pero creo que tienen más peso las convergencias que las diferencias, los puentes y los procesos en común que tenemos a lo largo de la historia. Entonces, de la historia ambiental de la región todos los países hemos pasado las mismas etapas como: la explotación expansiva de los suelos, la ganadería, la deforestación, la minería intensiva, que son puntos que están en todas las agendas de nuestros países”, manifestó.
Sobre el objetivo del taller de Historia Ambiental, agregó que la iniciativa es trabajar en la historia de cada país y crear la “Historia Ambiental regional centroamericana”, e involucrar a los universitarios de Nicaragua, Honduras, Guatemala, Costa Rica y El Salvador, mayor generación de conocimientos y unirse a la Sociedad Latinoamericana y del Caribe de Historia Ambiental.
“No quiero ser determinista y achacar todo el peso a la intervención externa del capitalismo; pero sí, tiene mucho peso, somos una región pequeña, vulnerable y pobre y hemos sido parte del juego de grandes capitales. Además, hay procesos internos nacionales que debemos entender, porque están relacionados con el efecto del poder, las élites, la concentración de la tierra y riqueza, que son procesos nacionales de los que podemos tener culpabilidad, pero también lograr posibles soluciones a estos problemas”, puntualizó.