Pedro Gellert
Tomado de Telesur
Su vida y ejemplo no solo pertenece a ese país de 95 millones de personas mejor conocido por la guerra que lleva su nombre, sino a todos los pueblos y sobre todo, a las fuerzas progresistas que luchan por un mundo mejor.
El “Tío Ho” como se conoce en su patria, inició su larga vida militante en Europa donde trabajó como cocinero y luego marinero. Participó en el Partido Socialista Francés y luego en el Partido Comunista. Más tarde estuvo en la URSS y en China, organizando a sus compatriotas en las filas comunistas.
Fundador del Partido Comunista de Indochina (Vietnam, Camboya y Laos), en 1941, Ho Chi Minh fundó el Viet Minh (Liga por la Independencia de Vietnam) y creó un ejército guerrillero dirigido por Vo Nguyen Giap, que en 1954 logró expulsar a los franceses.
Pero el triunfo final se dio hasta el 30 de abril de 1975 con la derrota del ejército norteamericano a manos de las Fuerzas de Liberación Nacional, la unidad del país y la formación de la República Socialista de Vietnam.
Ho Chi Minh murió en 1969. ¿Qué tiene que ver ese héroe del lejano país de Vietnam con nosotros hoy día?
Primero, su ejemplo como militante totalmente entregado a la causa; dedicando su vida entera, primero en Gran Bretaña, luego en Francia y China y al final en Vietnam, en organizaciones políticas y sociales, así como en el combate con armas en mano.
De hecho, una de las aportaciones de Ho Chi Minh fue precisamente la creación del ejército popular y la lucha popular contra el imperialismo francés y norteamericano, enemigos militarmente mucho más poderosos que los combatientes vietnamitas.
Por otra parte, es importante resaltar que los vietnamitas finalmente salieron victoriosos, gracias a la movilización popular, el apoyo y la solidaridad internacional obtenidos en gran parte debido a una orientación política correcta hacia la opinión pública mundial y la de Estados Unidos, en particular, por parte de Ho Chi Minh y la dirección del partido.
Ho Chi Minh también es conocido por su estilo de vida austero y sacrificio personal a la causa. Desafortunadamente pocos dirigentes en el mundo tienen esas cualidades, inclusive entre algunos que se proclaman antiimperialistas y hasta socialistas. Como decía Lázaro Cárdenas en su momento: “Ho Chi Minh y Gandhi, dos luchadores, ejemplos de virtudes cívicas en la historia universal, que sirvieron a su patria con estoica rectitud, sin omitir esfuerzos personales, sin vanidades y con el único fin de liberar a sus pueblos de la opresión extranjera”.
Segundo, Ho Chi Minh logró fusionar y adaptar el marxismo, el internacionalismo y el proyecto de sociedad socialista, a las condiciones y el sentimiento nacionalista y patriótico del pueblo vietnamita.
Tercero, el triunfo final en 1975, producto de su conducción política de toda su vida, representó la primera derrota política-militar del imperialismo estadounidense y como tal fue una gigantesca victoria de toda la humanidad, inclusive de las fuerzas progresistas de Estados Unidos. Lamentablemente Ho Chi Minh no estuvo presente para verlo.
El pueblo vietnamita bajo la dirección de Ho Chi Minh demostró que sí se puede, sí podemos triunfar contra enemigos poderosos.
Hoy día la República Socialista de Vietnam sigue dando lecciones al mundo. El país, con un crecimiento económico de 6 % por año, segundo en el mundo después de China, demuestra que el modelo socialista y la política de renovación y reformas económicas conocidas como Doi Moi, sí funciona.
Además, cabe destacar el impresionante éxito que Vietnam ha tenido en las últimas semanas en su lucha contra el coronavirus en la cual, a través de medidas de confinamiento aplicadas por el Gobierno, el partido y las organizaciones de masas a lo largo del país. Vietnam logró contener el virus sin un solo fallecimiento.
La obra y el espíritu de Ho Chi Minh siguen vivos en los avances que Vietnam continúa logrando en todos los campos de la vida humana.