Marlon Chicas El Tecleño Memorioso
“Siete de junio, noche fatal, bailó el tango la Capital, ¿quién te boto?, ¡yo me caí! ¡por ir huyendo del Jabalí!” popular canción de la época, evocada por la abuelita Clemencia (+), en nuestra niñez, en referencia a la erupción del Volcán de San Salvador en 1917, que asoló dicha urbe y sus alrededores, provocando destrucción en inmuebles, edificios, sembradíos y pérdidas de vidas humanas entre otras afectaciones.
Por su cercanía con dicha colina, Santa Tecla no escapó a sus repercusiones afectando principalmente a un buen número de mujeres las cuales enviudaron por esa época, debido a que, muchas de ellas se quedaron resguardando sus hogares en ausencia de sus esposos o compañeros de vida, mientras estos laboraban en las laderas del coloso, quedando soterrados entre escombros por tal fenómeno natural.
A raíz de este hecho, en 1918 surge en Nueva San Salvador hoy Santa Tecla, la idea de fundar la Sociedad de Señoras de la Caridad de San Vicente de Paúl, creada y dirigida por el sacerdote Nicolás de Graff CM, con el fin de ayudar al más desposeído. Dicha entidad promovió la construcción de un hogar para adultas mayores con el nombre de San Vicente de Paúl, fundador de los Misioneros Paulinos o Vicentinos en 1625, quien junto a Santa Luisa de Marillac constituyen a las Hijas de la Caridad en 1633.
Según registra mi memoria, este suceso motivó a doña Carmen de Gallardo gestionar ante notables damas de la sociedad tecleña, la donación de un terreno al sur de la ciudad en la que se edificaría el ancianato en mención, para la adquisición de dicha propiedad se contó con el apoyo altruista de don Eduardo y Ángel Guirola. Fueron los señores Víctor Manuel Huezo y Carlos Morales, quienes tuvieron a su cargo los trabajos de construcción del edificio, culminando dicha obra en 1930, el cual se entregó a la Sociedad de Señoras de la Caridad de San Vicente de Paúl de Santa Tecla.
Un 28 de junio 1936 se legalizaría dicha asociación de beneficencia integrado por las señoras: Jacinta Sol de Morales (+), Dolores Morales (+), Carmen Alvarado de Gallardo (+), Mercedes Kraic de Padilla (+), Mercedes Morales de Molina (+), Eliza Salazar de Huezo (+), y Julia Castellanos Palomo (+), quienes según nuestros mayores donaron el terreno para tal efecto.
Dicha entidad de beneficencia inició operaciones bajo la conducción de las Señoras de la Caridad con veinticinco ancianas. A iniciativa de doña María Vda. de Álvarez, se gestionaría la colaboración de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl residentes en Ciudad de Guatemala, a fin de que dicha orden se encargará del ancianato. Un 02 de agosto de 1937 dicha solicitud sería concedida con el envío de las Sores María Antonia Santelis, Ana María Catalán y Rafaela Moreira, las cuales asumirían la dirección y administración de dicho recinto.
Otro dato importante por mencionar es la edificación de la capilla a cargo del arquitecto Armando Sol, en 1938, en el cual se ubica el altar mayor donado por la Señorita. María Araujo, así como las ofrendas de doña Josefina Ulloa y la señorita Elsa López, con las imágenes del Santo Cristo y la Virgen de Lourdes respectivamente. En lo personal, nunca borrare de mis remembranzas las múltiples visitas en la infancia a dicho lugar, participando de la pastorela que organizaba todos los años doña Julia Alas (+), a las internas del albergue.
Sirva este sencillo homenaje a la labor realizada en vida por la Sociedad de Señoras y Hermanas de la Caridad, a quienes envió un fraternal abrazo hasta al cielo, por hacer posible esta Obra de Misericordia, aquí en la tierra. Requiescat in Pace