Por Jo Biddle
La Haya/AFP
Los holandeses se movilizaron este miércoles para elegir un nuevo parlamento en unos comicios que miden el auge del populismo en Europa, tras un final de campaña agitado por la crisis diplomática con Turquía.
Bajo un sol primaveral, cerca de un tercio de los 12,9 millones de electores habían acudido a las urnas poco antes de las 2:00 p.m., hora local, según el instituto de sondeos Ipsos. En las últimas elecciones de 2012 la tasa de participación a esa misma hora era del 27%.
Los colegios electorales cerrarán a las 20H00 GMT, hora en la que se esperan los primeros sondeos a pie de urna.
Según las últimas encuestas, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) del primer ministro Mark Rutte obtendría entre 24 y 28 escaños y el Partido por la Libertad (PVV) del ultraderechista Geert Wilders lograría entre 19 y 22 diputados.
Después del Brexit en el Reino Unido y la elección de Donald Trump en Estados Unidos, las elecciones holandesas se consideran un indicio de lo que podría avecinarse en las presidenciales de Francia, en abril y mayo, y en las legislativas de Alemania, hacia fin de año.
La campaña estuvo dominada por el enfrentamiento entre Mark Rutte y Geert Wilders.
Wilders votó en una escuela de las afueras de La Haya, ante numerosos periodistas. «Sea cual sea el resultado de las elecciones hoy, el genio no volverá a su lámpara y esta revolución patriótica seguirá», afirmó.
«Creo que los acontecimientos en Estados Unidos, y quizás en otros países europeos, demuestran que la gente normal quiere ser de nuevo soberana en sus países», agregó.
Al otro lado de la ciudad, Rutte también votó y habló brevemente con unos estudiantes que, gritando su nombre, prometían «votar un día por usted».
«Esta elección es crucial para Holanda», declaró a la prensa. «Es la oportunidad para una democracia como la nuestra de poner fin al efecto dominó del mal populismo».
«Les va a sorprender pero algunas personas votan por el PVV» explicó un elector de origen surinamí a la AFP. «No soportan a Geert Wilders pero están hartos de la criminalidad, sobre todo de los jóvenes» explicó.
Crisis con Turquía
Rutte aspira a un tercer mandato como primer ministro de Holanda, una de las mayores economías de la eurozona y miembro fundador de la Unión Europea, donde viven 17 millones de personas.
Las últimas encuestas mostraban además un avance de los partidos Llamada Demócrata Cristiana (CDA) y Demócratas 66 (D66).
Durante la campaña, Wilders prometió cerrar las fronteras a los inmigrantes musulmanes, prohibir la venta del Corán y acabar con las mezquitas.
Rutte se ha centrado, por su parte, en destacar los logros económicos y la estabilidad del país en sus seis años como primer ministro. Su posición durante la crisis diplomática con Turquía parece haber fortalecido su imagen.
El primer ministro saliente se mantuvo firme frente a las amenazas del presidente Recep Tayyip Erdogan después de que el gobierno prohibiera a dos ministros turcos hacer campaña en suelo holandés entre la comunidad turca a favor del referéndum de abril que refuerza los poderes presidenciales.
Aunque el PVV fuera el más votado, Wilders tendría escasas posibilidades de entrar en el gobierno porque la mayoría de los partidos ha descartado negociar con él.
Pese a que la postura radical de Wilders ha ganado apoyo tras la crisis de los refugiados, para muchos holandeses sus ideas contrarias a la inmigración siguen siendo difíciles de digerir.
«Tiene el derecho de expresar su opinión, pero no aporta soluciones a nada. Sólo crea miedo», dijo Niels, de 26 años, mientras veía el último debate en un bar de La Haya.
Si Wilders logra colocar a su formación como uno de los principales partidos del escenario político será sin embargo difícil ignorarlo.
Fragmentación
Los holandeses se enorgullecen del consenso político y en general los partidos suelen tomarse como promedio tres meses para fraguar la coalición gobernante, en un escenario político fragmentado.
Esta vez, muchos expertos pronostican que harán falta cuatro o incluso cinco partidos para alcanzar la mayoría de 75 escaños.
Lodewijk Asscher, líder del Partido Laborista, que forma parte de la coalición gubernamental, criticó duramente a Wilders durante el último debate, diciendo que había «aportado cero soluciones».
Más a la izquierda del espectro se encuentra GroenLink, un partido ecologista cuyo líder, Jesse Klaver, de 30 años, llamó a acoger más refugiados.
Bajo su dirección el partido ha avanzado en las encuestas y podría sumar entre 16 y 18 escaños, con lo que tendría la llave del futuro gobierno.