Por Hervé Asquin
París/AFP
El presidente francés, François Hollande, reunió este lunes en el Elíseo a una treintena de inversores internacionales para ‘venderles’ los atractivos de Francia, en un momento en que el capital huye de los altos impuestos.
«No tenemos miedo del capital que viene a invertir en Francia, no queremos protegernos», dijo el presidente socialista al término de un encuentro con industriales y hombres de negocios.
En la reunión participaron líderes de 34 empresas que juntas pesan 850.000 millones de euros de cifra de negocios y emplean a 100.000 personas en Francia.
Presidentes de pesos pesados de la industria mundial como Volvo, Bosch, Siemens, Samsung, Intel, Nestlé o General Electric estuvieron presentes, así como responsables de fondos kuwaití, catarí y chino y empresas de países emergentes.
Sus expectativas son grandes, en particular en materia de impuestos, después de la tasa del 75% que se ha impuesto a las empresas que pagan salarios anuales superiores al millón de euros y del impuesto de sociedades que podría llegar este año a la tasa récord en Europa del 38%.
El primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, recordó los esfuerzos del gobierno socialista para fomentar la competitividad de la economía francesa.
«Hemos reducido las cotizaciones de las empresas para ayudar a restablecer sus márgenes, a contratar e invertir», dijo.
Actualmente, según el gabinete de consultores Ernst and Young, Francia emite «señales defensivas, incluso refractarias que preocupan a los empresarios y responsables» y lo compara con países como Alemania y Gran Bretaña, que a su juicio están «mejor anclados en la mundialización» y que están considerados como más «flexibles y competitivos».
En un llamamiento publicado el 19 de diciembre en el diario económico Les Echos, más de medio centenar de responsables de filiales extranjeras instaladas en Francia (Coca-Cola, GE, Siemens, HP, Adecco…) informaron de sus crecientes dificultades para convencer a las matrices de invertir en Francia.
Según la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (CNUCED), las inversiones extranjeras directas cayeron un 77% el año pasado en Francia mientras que se quintuplicaron en Alemania. Las cifras todavía provisionales pueden ser sometidas todavía a «importantes correcciones», matiza el Elíseo.
Diez ministros fueron invitados a este consejo, entre ellos los titulares de Relaciones Exteriores, Economía, Interior, Industria, Presupuesto, Comercio Exterior o Economía digital.
Iniciar una dinámica
«El objetivo es no tener tabúes y decirse las cosas sobre las fuerzas y debilidades de Francia», recuerdan en el Elíseo donde se espera que este encuentro inicie una nueva «dinámica».
Para Hollande, que no cesa de alardear de las ventajas de Francia en sus viajes al extranjero, «el primer desafío es atraer más inversiones de los países emergentes».
Estos representarán solo «el 10% de las decisiones de inversiones» extranjeras en Francia este año, lejos de Europa (75%).
El consejo habló del «mercado francés y de su accesibilidad», «la fiscalidad y la regulación» así como la «innovación y el capital humano».
Hollande anunció varias medidas: fusión de la Agencia Francesa de Inversiones Internacionales y de UbiFrance (Agencia Francesa para el Desarrollo Internacional de las Empresas), creación de un «pasaporte talentos» para «recibir mejor a los innovadores y creadores», visas de larga duración concedidas en 48 horas para los empresarios y permisos de residencia para estudiantes e investigadores.
También anunció la simplificación en 2015 del Impuesto al Valor Añadido (IVA) que se aplica a las empresas importadoras y la simplificación, antes de fin de año, de los procedimientos aduaneros para la importación y la exportación.
Según las autoridades francesas, 20.000 empresas extranjeras y sus filiales están instaladas en Francia donde emplean a unos dos millones de trabajadores.
El Elíseo quiere repetir estas reuniones cada seis meses.