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María del Carmen Amaro es enfermera especializada en educación, help licenciada en Filosofía y Ciencias Políticas, advice máster en Ciencias de la Salud Pública y especialista en Bioética. Ha escrito alrededor de 115 artículos científicos publicados en prestigiosas revistas en Cuba, Ecuador y Argentina. Es autora de 18 capítulos de bioética y ética para 10 libros. Se encuentra realizando viajes para capacitar y colaborar con diferentes países alrededor del mundo, entre ellos, El Salvador. A lo largo de la entrevista, Amaro explica la existencia de un nexo especial con nuestro país y la razón de su agradecimiento hacia éste. Además, comparte una nueva iniciativa que formará a miles de profesionales salvadoreños en bioética y ética.
“En el año 78 yo trabajaba en un organismo internacional. En ese momento, a principios de abril, celebrábamos una actividad en Honduras. Acá en El Salvador se estaba realizando también una actividad importante de la misma temática. Sin embargo, por la situación que vivía El Salvador en ese momento, por la dictadura militar, ese evento era clandestino.
Me invitaron a que yo viajara de Honduras a El Salvador y cuando ya estaba acá, llegó el aviso de que el ejército sabía de nuestra actividad y de mi existencia. Conocían que había una muchacha cubana, comunista, ilegal… ¡Ya se podrán imaginar! Tendría yo en ese entonces como 21 años.
Sentí miedo. ¡Por supuesto! Sabía que tenía mi vida expuesta a la muerte. En ese momento, se apareció Monseñor Óscar Arnulfo Romero, a quien no le importó que yo fuera comunista, atea y cubana. Llegó, exponiéndose a todo, para sacarme de dónde estaba y llevarme para un lugar más seguro: su casa. En ese entonces, los militares aún tenían respeto hacia la iglesia.
Al año siguiente, a fines del 79, yo me encontraba en Europa, en el país donde radicaba el organismo internacional para el que trabajaba. Mientras estaba allá, un compañero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), me hizo llegar la última homilía de Monseñor Romero cuando ya lo habían asesinado.
Siempre he dicho, cuando he venido a El Salvador luego de eso, que desde pequeña he admirado mucho la figura de José Martí, el padre de mi patria, que fue un hombre que tuvo la idea y el sentimiento de “nuestra” América. Él decía que “amor con amor se paga” y yo simplemente estoy pagando con amor al pueblo salvadoreño lo que me ofreció Monseñor Romero, protegiéndome, conservando mi vida.
– ¿En qué consisten los talleres que imparte en nuestro país? ¿A quiénes van dirigidos?
Desde hace varios años venimos realizando un trabajo en Honduras, El Salvador, Ecuador y México donde nos enfocamos en la ética y la bioética como una necesidad, no solamente de conocimiento teórico para los profesionales, sino que para que este conocimiento teórico pueda servir como fundamento de las conductas morales de los profesionales.
Nuestros países tercermundistas son países pobres que deben trabajar mucho para elevar el nivel de vida. Ninguna sociedad es perfecta porque la construimos seres humanos que somos imperfectos, pero se trata de acercarnos lo más posible a la perfección. Esto nos servirá para vivir en paz y construir un mundo mejor.
La idea es que la ética y la bioética sea un eje transversal a lo largo de todas las asignaturas de todas las carreras de la universidad, donde en cada tema que se vaya a impartir no se deje de tener en cuenta ese aspecto tan importante. Porque cuando hablamos de la necesidad de formar profesionales competentes, casi siempre se refiere a las competencias como a las capacidades intelectuales y prácticas que debe desarrollar un profesional. Sin embargo, no se toma en consideración que las competencias incluyen también las actitudes y los valores.
Nosotros, a través de esto talleres, estamos planteando la necesidad de que se incorporen de manera activa en la enseñanza profesional.
– ¿Qué comprende la bioética? ¿Qué temas giran alrededor de ella?
La bioética es una disciplina que surgió a fines de los años 60. Fue precisamente en Estados Unidos gracias a un oncólogo, apellidado Potter, quien trató por todos los medios de ofrecer un prisma más amplio acerca de este tema y no circunscribirlo a una sola disciplina, sino que su sueño fue realmente que hubiera una perspectiva ética para entender el proceso del ser humano con todo su entorno.
No solamente tenemos que hablar de la ética entorno a la biología del ser humano, sino que también sobre el medio ambiente, la comunicación entre las personas, la familia, los países, el respeto a la individualidad y a las características particulares para lograr un mundo más armónico en el que se respete las diferencias y se defiendan las particularidades.
Por esa razón se habla hoy en día de la ética ambiental. Ese es un tema muy importante dentro de la bioética. El ser humano es el ser protagónico de la naturaleza y la sociedad, por eso también se habla de la ética genómica.
El tema de la bioética no es solamente de la ciencia de la salud, se aplica a las ciencias humanísticas, a la tecnología, a la vida misma. Es una manera diferente de enfrentar la vida con respeto.
Los avances tecnológicos que hemos vivido nos han sumergido en un mundo más mecánico, ignorándose el lado humano y social.
– ¿La bioética va orientada a recordarnos eso que se ha perdido?
La bioética pone al ser humano en el centro de la realidad en la que vivimos, de la naturaleza y de la sociedad. Quien hace la ciencia, quien posibilita el desarrollo técnico es el hombre.
A veces, cuando se habla del nuevo descubrimiento, se menciona mucho a la nueva tecnología, a lo descubierto; sin embargo, se habla poco de los hombres que han hecho posible eso. Eso se deja a un lado y se pone como centro de atención todo lo que es tecnología moderna.
Hoy se habla mucho más del “tener” que del “ser”, la bioética viene a salvarnos de eso. Nos ayuda a recalcar el reconocimiento de la persona, el respeto a la dignidad humana y a las virtudes y valores.
– Desde su perspectiva, ¿cómo considera el trabajo que está desempeñando la Comisión Nacional de Bioética en el país? ¿Qué logros ha alcanzado?
El Salvador viene trabajando, al igual que otros países de Centroamérica, en relación a este tema. Por supuesto que en la bioética hay temas que son polémicos, por ejemplo el aborto y la eutanasia. Esto está influido porque aquí el aborto está totalmente condenado por la Iglesia católica, y una de las cosas que hemos hablado con la comisión es que hay que tomar en consideración a la hora de estar en una situación así.
Todos debemos respetar las creencias de todos, o las no creencias. Usted puede ser partidario o no del aborto, pero viendo (como médico) a una mujer católica, usted no puede sugerir la interrupción del embarazo; ya que no lo va a aceptar.
Muchas veces, un médico que no lo respeta, transgrede la ética haciendo una propuesta como esa. ¡Cómo se va a poner a proponer eso siendo católica!
Eso mismo pasa cuando el paciente está al borde de la muerte. Se debe tomar en consideración cuando las personas están en ese momento y quieren tener al ministro de su religión al lado mientras esperan la hora de su muerte. Aunque parezca mentira, no importa si el médico es de esa religión o no; este debe un compromiso moral con el paciente y debe hacerlo. Se debe actuar en correspondencia.
El respeto a la dignidad de la persona, que es el derecho a ser respetado, debe estar siempre presente. En este sentido, la comisión de bioética de este país está trabajando mucho.
Estamos negociando ofrecer a partir del próximo año una maestría en bioética como la estamos haciendo en Cuba. Ahí estarán incorporados como profesores los miembros del Comité de Bioética de El Salvador porque la mejor manera de ofrecer este master es teniendo profesores nacionales, ya que conocen de la situación propia del país.
– ¿En qué universidad será impartida esta maestría?
En la Universidad de El Salvador. Estará abierta para todos los profesionales.
*María del Carmen Amaro Cano es profesora consultante de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana.