Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
Rosy Lilian López, de la Coordinadora de Comunidades Rurales y Repoblaciones de Chalatenango (CCR), habló sobre el empoderamiento de las mujeres en técnicas agroecológicas, el rescate de las semillas criollas, la búsqueda de nuevas semillas y el rescate de semillas que han caído en desuso por los agricultores, en resistencia al “bombardeo de nuevos productos procesados” que elabora la industria de alimentos.
“Tenemos un proyecto muy bonito, dirigido a mujeres sabiendo que somos nosotras las que tenemos la vocación del cuido y la alimentación. El proyecto lo que busca es desaprender el Capitalismo y las ideas que nos han hecho creer, como que ir al supermercado es más fácil y traemos alimentos procesados o frutas y verduras sin saber los pesticidas a los que fueron expuestos”, explicó.
Acciones tan sencillas como comprar en la tienda de la colonia o comunidad una bebida carbonatada en lugar de optar por la preparación de un refresco natural de la extensa variedad de frutas de estación que se mantiene durante todo el año en el país, que contiene mayores valores nutritivos forma parte de la influencia de la publicidad.
“La gente prefiere una Coca Cola porque la ve en la televisión, ahí aparece toda sudadita de fría y el calor que tenemos, entonces, es como si invaden el sentimiento de las personas para su consumo. Es por esto que nuestro proyecto está enfocado en desaprender estas prácticas de consumo y poner entusiasmo y amor a las plantas utilizando el conocimiento de la Soberanía Alimentaria”, manifestó.
En un contexto de epidemia de COVID-19, Rosy López indicó que la cuarentena domiciliar expuso a las mayorías en situaciones difíciles para obtener alimentos y evitar los que estén saturados de agroquímicos, que son muy tóxico y dejan rastros en frutas o verduras.
“Es por esto que estamos invitando a las mujeres a manejar su propio huerto en casa, porque en el campo de una u otra manera hay oportunidad la mayoría de personas cuentan con una parcela para cultivar y el agua puede traerse hasta de un nacimiento natural y puede ser agua limpia que no es servida o de un río contaminado. Y así se cumple el proceso de la Soberanía Alimentaria, porque escogimos la semilla, el tipo de tierra, los repelentes naturales de plagas que no los matan y el tiempo de la cosecha porque preparamos el cultivo”, sostuvo.
Las mujeres del proyecto están cultivando plantas para la preparación de sopas y comidas, y tubérculos que transformadas en harinas pueden elaborar tortillas o pupusas para variar la dieta alimenticia y aportar mayores nutrientes a las familias.
“Hablamos de cinco plantas principales el Sagú es un tubérculo que se hace harina y se ha comprobado que puede complementarse como leche materna por sus propiedades nutricionales y se les puede dar a los bebés, aunque principalmente es utilizada por personas con desnutrición para elevar el peso corporal de manera sana. De la cúrcuma queremos que las mujeres se apropien de ella y se decidan por la cúrcuma orgánica, porque está siendo industrializada últimamente. Algunas mujeres ya venden su excedente de cúrcuma eso genera a la economía solidaria. Son alrededor de 200 mujeres en el proyecto, quienes se intercambian también semillas alimenticias y medicinales”, puntualizó.