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Hugo Lindo y la música

German Cáceres,
Director de la Orquesta Sinfónica de El Salvador,
Miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua.

Segunda y última parte:

«Génesis musical» el último soneto relacionado con la música, expone su idea de la creación del mundo:

«El génesis es música. El oído
nació antes que la luz,»…..

Reza el segundo cuarteto. Y en verdad que el sonido de este Fiat divino fue antes que la luz, sonido primigenio que puso en vibración el universo ciertamente sonoro.

En su poema «Tema y diferencias», con gran originalidad y acierto explota esa forma musical tan nuestra, tan de nuestra sangre hispánica, que está en el subconsciente de todas las grandes monadas creadoras de nuestra cultura. Pero veamos, someramente, la construcción de esta obra; son variaciones sobre un tema original, la Coplilla 132 de su libro Fácil Palabra, que dice:

«¿Quién puede reconocerte
si hoy acabas de nacer,
mariposa, de la muerte?»

El tema se desarrolla tal como se hace en música, explotando motivos, tal es así que la variación primera se basa en el tercer verso al decir:

«En tanto está muerto, muerto, muerto
de tan dormido»

o cuando dice:

«he agitado las alas y he surgido.»

Luego desarrolla el verso primero:

«Reconocedme entonces
en la palabra,…..»

En la segunda variación el tema permanece, pero en forma menos evidente, escondido entre los versos. La diferencia tercera obedece a la forma de Trioletes, que es muy poco empleada en la poesía de hoy, está dividida en dos secciones; en la primera el tema toma un cariz abstracto, la segunda es casi recapitulación temática, especialmente en los versos:

«Tu presencia vuelta trino,
Quién la reconoce ahora».

La cuarta variación concluye con un elemento que reconocemos con toda claridad:

«¿Quién de los que te vieron
te reconocería?».

La quinta, a la que el compositor cubano Julián Orbón se ha referido como «conmovedora y misteriosa alusión a Cristo», es de gran poder de síntesis y por su brevedad y nervio la podemos calificar de post-weberiana.

La sexta diferencia es afirmativa:

«Eres carbón
y fuiste antes
madera muerta,…»

Deja a un lado la interrogación, que hasta ahora ha actuado como un recurso expresivo y orgánico. Esta variante se me sugiere como una respuesta al tema, que equivale, en este caso, a la forma de espejo, es decir el recurso contrapuntístico de la inversión.

La última variación retoma la interrogación como elemento del desarrollo temático con un derivado del segundo y tercer verso del tema.

«¿Sabe alguien que un día fuiste
gusano ciego?»

En «Resonancia de Vivaldi», Hugo hace gala de un lenguaje barroco, de poderosa agógica. Pero quiero referirme en forma especial a los siguientes veros del primer movimiento del Verano, que dice:

«En sol mayor, la tierra canta su cenital ahogo
su fragua viva, su danzante vaho
El mar, en sol mayor, quema su espuma
El aire, en sol mayor, hace volar insólitos gorjeos».

Hugo Lindo conoce que el Concerto del Petre Rosso no está en el modo mayor, sino en el menor, pero el poeta recordado aquello del «gusto y razón» sigue a Lope de Vega, trocando el «Arte docto y antiguo» por el «Arte Nuevo» que se funda en el gusto. De acuerdo a Lope el objetivo de la poesía natural es «dar gusto», éste como goce estético es independiente del raciocinio o juicio y hasta puede contradecirlo. Hugo Lindo siguiendo este punto estético de Lope contradice lo «justo», cambiando de armadura este tiempo del «Concierto de verano» del director del Ospedale Della Pietá; claro está que el objetivo artístico del poeta lo exige así. También podríamos recordar «América» en donde Kafka da una espada a la Estatua de la Libertad o a José Lezama Lima que en su «Paradiso» cita el inverosímil compas de dos por tres.

En «Solo la Voz», que ha servido de base para mis «Tres cantos para Coro a Capella», Hugo Lindo nos dice:

«Quita de mí las voces para que sea
sólo la voz sin ruido
limpia y directa».

Estos versos encierran el concepto correcto de lo que es contrapunto, la polifonía y lo que es la monodia, el canto gregoriano; las voces, el tejido; la voz, el hilo.

Hace algún tiempo le pregunté al Dr. Lindo si a él le interesaría escribir el libreto para una ópera basada en el «Cristo Negro» de Salarrué, idea que me había sido dada por mi padre. El resultado es un magnífico texto de gran fuerza dramática y con una analogía en música. La instrumentación, la orquestación o genéricamente el timbre, sí, el timbre que el escritor ha concebido para cada personaje, en los diálogos la operación de las voces masculina y femenina, tenor, barítono, bajo, soprano y contralto.

No son estos los únicos escritos del Dr. Lindo relacionados con la música. Existe un poema a Debussy, otro titulado «Variaciones Sobre el Mismo Tema»; «Sinfonía del Límite» y los que hemos tenido la suerte de leer su novela Yo soy la Memoria», conocemos el papel que la música representa en ella.

Hugo Lindo es uno de los escasos intelectuales que tuvo claro lo que es la música como fenómeno estético y sabe rechazar lo falso y vulgar. Su vasto conocimiento de la literatura musical lo lleva a Gregorius Magnus, Vivaldi y Bach, Mahler o Bruckner, Su mente clara lo conduce a comprender las últimas concepciones sonoras y así es que sabe escuchar a Antón Von Webern, Boulez o Penderecki.

La poesía no puede ser únicamente música ni la música únicamente poesía, sin embargo, la obra de Hugo Lindo llena de pianísimos y fortísimos de agógicas que van del grave al allegro y del rallentando al acelerando nos prueba que se puede llegar muy lejos, la música en el camino poético y la poesía en los abstractos senderos del sonido, porque somos al decir de Hugo Lindo:

«Los herederos de los dones
de la flauta y el címbalo y la lira»

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