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Mujeres de diversas organizaciones territoriales, trabajan con el fin de preservar la vida de los bosques salados con la limpieza de plásticos en las zonas de amortiguamiento como los envases de pesticidas, el desasolvamiento de canales de drenaje del estero y huertos caseros agroecológicos . Foto DiarioCoLatino/Alfredo Carías.

Humedales en Ahuachapán y Sonsonate con deforestación y vertido de desechos

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

Tenía 14 años cuando me tocó enfrentar la Tormenta Tropical Agatha (mayo/2010), el agua llegaba a mi cintura, fue una cantidad de lluvia que no se había visto en otros años, era una lluvia tras otra, había más agua adentro de la casa que afuera”, recordó Lucía Medina, vicepresidenta de ACMA.

“Las comunidades se inundaron y las familias no querían salir por miedo a dejar su hogar. Mi madre tuvo que llevarse a los pequeños y nos quedamos los mayores dos hermanos y hermana. Prácticamente, a puras penas logramos alimentarnos, no había trabajo, nos costó bastante sobrevivir, luego poco a poco nos fuimos organizando para cambiar esta situación”, señaló Medina.

Actualmente, Lucía, forma parte de un grupo de jóvenes organizados que realizan actividades de monitoreo biofísico en la zona baja en donde se afincan las comunidades costero marinas.

En ese control utilizan diferentes instrumentos que les permite verificar cuanta salinidad se encuentra en el agua, la cantidad de oxígeno de ésta y la cantidad de agua dulce que ingresa y su nivel de profundidad. Ahora, para Lucía, es más fácil trabajar en conjunto con las alarmas tempranas de inundación.

“Estamos mejor preparados, cuando medimos que hay alta cantidad de lluvia en la zona media y alta, nos preparamos para alertar la comunidad en la zona baja. Porque si llueve fuerte en esas zonas significa que tendremos posiblemente una inundación, nos hemos preparado nosotros mismos”, sostuvo.

“De la última medición la cantidad de agua lluvia caída hemos visto que aún hay mayor salinidad y poco oxígeno que es peligros para la vida de diversas especies. Sabemos que entre más lluvia puede haber más oxígeno en el agua porque fluye, pero verificamos que hay mayor salinidad”, explicó Medina.

Mientras, en el monitoreo de agua dulce en pozos en las comunidades, Medina manifestó que existen registros de muchos cambios porque algunos de estos pozos artesanales se han secado y en otros han registrado un aumento en su salinidad.

En el Día Mundial de los Humedales, la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), junto a las organizaciones territoriales como la Asociación de Mujeres La Colmena, las Ecofeministas por la Defensa de los Derechos y Territorios de Ahuachapán Sur, la Mesa por la Sustentabilidad del Agua y Medio Ambiente y la Asociación Comunitaria; Marino Costera y Protectora de Flora y Fauna de Metalío, denunció el inminente peligro de estos ecosistemas por diferentes factores de depredación y contaminación de los mismos.

Los Humedales o sitios Ramsar (1971) se caracterizan por ser zonas de retención y almacenamiento de agua que dan sostenimiento a la vida silvestre costero marina. Así también identificados como lugares de reproducción y anidamiento de diversas especies por la existencia de alimento, seguridad y agua dulce que ofrece a la flora, fauna y al ser humano, se consideran de alta importancia y prioridad su subsistencia.

En consecuencia, Karen Ascencio, parte de la juventud de “La Colmena”, señaló, que el país cuenta con un Sistema de Humedales, diseminado entre la Barra de Santiago, Zanjón El Chino, Santa Rita, El Zaite y Costa Azul, considerada una zona estratégica para la biodiversidad regional y la mitigación al Cambio Climático.

Para las comunidades representa un elemento de vital importancia porque les proporciona agua, genera seguridad y soberanía alimentaria, además de ser zonas de amortiguamiento natural que proporciona el hábitat ideal como medio de vida a otras especies.

“De acuerdo a registros oficiales, estos humedales tienen manglares y estuarios (estero que desemboca en el mar). La Barra de Santiago cuenta con 3,017 hectáreas de costa y 92,3 hectáreas marinas. El manglar El Zaite tiene 122 hectáreas de costa y 63 hectáreas marinas, el manglar y estuario de Costa Azul tiene 320 hectáreas de coas y 64.5 marinas”, dijo.

“Así como el bosque inundable de Santa Rita y el Zanjón El Chino de 406 hectáreas, Palmares y otras tierras inundables, Zanjón El Chino Barra de Santiago que se extienden en 98 hectáreas. Y estos humedales de Ahuachapán y Sonsonate se encuentran amenazados por diferentes factores”, sostuvo Ascencio.

El monocultivo de la caña de azúcar avanza hacia el territorio del manglar, quitando espacio y agua, así como la soja y la palma aceitera que son mega cultivos en extensión que demanda grandes cantidades de agua que obtienen sin permiso o control, es parte de la preocupación de las comunidades de la zona.

Manuel Alfredo Guevara de la Cruz, presidente de ASPROFEMA, señaló que la contaminación ambiental y el deterioro ambiental están impactando también a los habitantes de las comunidades que residen en la zona, así como, a la fauna y flora silvestre.

“Sabemos que el monocultivo de la caña de azúcar es una contaminación directa en los mantos acuíferos, en los ríos, las bocanas, y esto llega al océano generando muerte a diversas especies por la usurpación de tierras porque van avanzando sin control estos monocultivos y los pastizales para el ganando están llegando al bosque salado”, expresó.

“Esto afecta la salud directamente de la gente, porque esos monocultivos utilizan fertilizantes que son venenos mortales, no solo contra la vida silvestre terrestre y acuática, sino también la salud de la población en las comunidades que padecen enfermedades de insuficiencia renal, cánceres, úlceras. Es una muerte en las zonas de amortiguamiento”, sostuvo Guevara.

El “turismo nacional” se constituye también en una nueva fuente de amenazas, añadió Guevara, ante su indiscriminado uso y desecho de “bolsas, envases y utensilios plásticos” que inundan las calles de los destinos turísticos.

“Si sumaos a los que atienden al turismo como los locales, restaurantes y hoteles, estos lanzan sus aguas negras y grises en los esteros y bocanas, lo que trae problemas de salud para las personas de las comunidades. Nosotros, como ASPROFEMA, que incluye a cinco comunidades organizadas, estamos haciendo frente a los desechos de esta industria turística, que solo genera economía para ellos, en detrimento de las comunidades”, señaló.

Y con el propósito de contribuir con la preservación del medioambiente, las organizaciones territoriales toman medidas alternativas en los entornos en restauración de los ecosistemas. Sin embargo, hicieron una petición a los gobiernos locales y nacional a prohibir la extensión del monocultivo de la caña de azúcar en las zonas de amortiguamiento que son franjas de vegetación de procesos ecológicos.

Comunidades de la zona de Metalío y Garita Palmera, viven de la pesca y cultivos de granos básicos, denuncian el inminente peligro que enfrentan estos ecosistemas por diferentes factores de depredación y contaminación de la agroindustria, monocultivos y ganadería. Foto DiarioCoLatino/Alfredo Carías.

“Hemos tenido toda una organización y articulación y nos hemos preparado porque vamos a defender los derechos ambientales y los nuestros, para esto hemos contado con el apoyo de UNES y OXFAM, USN, que nos dan aportes para enfrentar las problemáticas y buscar alternativas del rescate del medio ambiente”, añadió.

“Toda esta organización y trabajo es para enfocarnos frente a los embates de una situación más grande y severa que es el Cambio Climático, porque las afectaciones del calentamiento global nos dan sequías e inundaciones que nos convierte en población en mayor vulnerabilidad. Trabajamos con los jóvenes aprendiendo de los desastres, las mujeres en la subsistencia de la Canasta Básica con huertos caseros y viveros ”, argumentó Guevara.

Asimismo, peticionaron que el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) fiscalice y aplique la ley a aquellas agroindustria que generan riesgo de conservación del agua. Al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) priorizar la restauración de los humedales y establecer mecanismos de monitoreo constante en estas zonas. Y con los gobiernos locales el desarrollo de una agenda de trabajo que incluya a las comunidades sobre protección y conservación de los humedales y la regulación de actividades extractivas. “Sí, necesitamos seguridad, pero también a nuestros bosques, porque no hay suficientes guardarecursos para cuidar la zona y nosotros cuando tratamos de resguardar estos recursos -muchos terratenientes- amenazan la vida de las comunidades”, indicó.

“Necesitamos la seguridad alimentaria, pero con políticas más realistas, aquí se cría el punche, el cangrejo azul, la jaiba y el pescado, recursos de los que vivimos porque no tenemos oportunidad de un trabajo digno para garantizar la canasta básica en nuestros hogares”, argumentó Guevara.

Sobre este proceso organizativo de las comunidades en el territorio, construido de forma colectiva, consideró Miguel Ángel Urbina (Técnico de la UNES), ha sido una jornada de varios años en un espacio de formación y conocimiento e diferentes áreas que ha empoderado de sus derechos a los comunitarios.

“Ellos y ellas han participado en diversos tópicos, ya sea ambiental, género, derechos humanos y gobernanza en el territorio. Porque estos problemas de la crisis ambiental y territorial es producto de la débil gobernanza que se tiene a nivel nacional, porque es débil el involucramiento de los actores y autoridades locales y, sobre todo, gobierno central en esta realidad”, reafirmó. “El Estado salvadoreño debe de garantizar la seguridad y protección no solo de las personas, también de los bienes naturales que se convierten en medios de vida para estas comunidades.

Es por esto que recalcamos la importancia de los manglares y estos humedales que tienen muchos beneficios como ser barreras vivas frente a fenómenos climatológicos o preservar especies, por tanto, se debe de dejar de otorgar permisos ambientales y el avance de monocultivos en estas área protegidas”, puntualizó Urbina.

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