Por Eric Randolph/Calin Neacsu/Roszke/AFP
Hungría cerró este martes su frontera con Serbia para impedir la llegada de miles de migrantes y detuvo a varios de ellos tras endurecer su legislación, una nueva muestra de la división de los países de la UE para acoger a los refugiados.
«Europa se cubrió una vez más de vergüenza», dijo este martes el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, un día después del fracaso de una reunión de urgencia en Bruselas para repartirse a los refugiados entre los 28 países de la UE.
En lo que va de año, más de 500.000 migrantes han llegado a las fronteras de la UE, que vive su crisis migratoria más grave desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Este martes se vivió un nuevo drama con la muerte de al menos 22 migrantes que intentaban llegar a Europa, entre ellos cuatro niños, en el naufragio de su embarcación entre Turquía y Grecia.
A pesar de la emoción y de la solidaridad suscitadas por la llegada de miles de refugiados, en su mayoría sirios que huyen de la guerra, la UE fracasó el lunes en poner en marcha cuotas obligatorias para acoger a otros 120.000 refugiados, además de los 40.000 que ya se acordaron en julio.
200.000 llegadas en Hungría
Hungría, el principal país de tránsito para los que quieren llegar a Alemania, cerró sus fronteras y arrestó a 60 migrantes, acusados de haber «dañado» la valla de 175 kilómetros en la frontera con Serbia. Este delito está penado con cinco años de prisión en virtud de la nueva legislación que entró en vigor a medianoche.
Desde el lunes a medianoche, la policía húngara tomó posiciones en el paso fronterizo con Serbia, cerca de Roszke, para impedir la entrada de migrantes.
«Habíamos oído que los húngaros querían cerrar su frontera pero nos dijeron que sería el martes», explicó el lunes Hasán, un sirio de unos 30 años rodeado de varias personas que lloraban.
El martes por la mañana, cerca de 300 migrantes, entre ellos varios niños, esperaban la reapertura del paso y algunos durmieron en el lugar en cincuenta tiendas de campaña proporcionadas por asociaciones humanitarias.
El lunes pasaron por la zona 9.380 migrantes, una cifra récord que lleva a 200.000 el número de personas que han entrado en Hungría en lo que va de año.
Tras el fracaso del lunes en Bruselas, Alemania sugirió la posibilidad de reducir los fondos estructurales europeos -que reciben entre otros Hungría, Polonia o Eslovaquia- a aquellos países que se niegan a aplicar el sistema de cuotas obligatorias.
Centros de registro
Alemania, que el domingo restableció el control en sus fronteras ante el flujo incesante de migrantes, prevé acoger este año entre 800.000 y un millón de refugiados.
En la región de Baviera, que el fin de semana se vio desbordada por los migrantes, el lunes sólo se registraron 2.000 llegadas tras el restablecimiento de los controles fronterizos.
Igual que Alemania y Hungría, Eslovaquia, la República Checa y Polonia también han anunciado su intención de cerrar fronteras, una suspensión temporal del acuerdo de Schengen de libre circulación en Europa.
En el paso de Freilassing, en la frontera entre Alemania y Austria, el restablecimiento del control de los pasaportes provocó este martes enormes atascos y los migrantes que no pudieron pasar fueron enviados a centros de acogida.
Austria decidió por su parte desplegar a sus soldados en su frontera con Hungría, donde llegan miles de personas cada día.
A pesar del fracaso de la cumbre del lunes, Italia y Grecia aceptaron poner en marcha los llamados ‘hotspots’, puntos de registro en los países de llegada para diferenciar a los migrantes que piden asilo de los que son ilegales.
Mientras tanto no hay signos de que vaya a frenarse el flujo de personas que huyen de la guerra y de la miseria en países de Oriente Medio y África.
El barco que se hundió este martes frente a las costas de Turquía y en cuyo naufragio murieron 22 personas iba sobrecargado, aunque se pudieron rescatar a 211 migrantes.
Hace dos semanas, un naufragio similar terminó con la vida de Aylan, un niño sirio de tres años, cuya foto yaciendo en la arena suscitó una ola de indignación en todo el mundo.