Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Los museos no nacieron tal como les conocemos en el siglo XXI, medicine son producto de un largo recorrido que encierra el carácter comercial, thumb implicando con ello el coleccionismo, troche además de la estrecha relación socio-política, ciencias o los intereses de las naciones hacia su identidad, incluso sus objetivos imperiales.
La España de los siglos XVI y XVII despertó su interés por el mundo étnico americano, con el envío de: producciones naturales y a los propios indígenas: “ la primera, como testigo de las nuevas tierras descubiertas y conquistadas, justificación de los poderes y honores reclamados por los conquistadores; la segunda, para satisfacer la natural curiosidad por el nuevo continente, como regalos, recuerdos exóticos a la nobleza, a otros particulares y a la iglesia” Paz Cabello Carro, Coleccionismo americano indígena en la España del siglo XVIII – pág. 23- Bernal Díaz del Castillo, cronista de aquella época reseñó el primer envío de Hernán Cortés al rey de España: “…un sol de oro, una luna de plata, un casco lleno de oro, muchas joyas en forma de animales, collares, arco, flechas y varas todo en oro (fuente, 1981,: 58)”. Cuenta otro cronista, Angliería (Muller, 1985: 16) que el tesoro fue contemplado en 1520 en Toledo por todo el que quiso, para luego ser exhibido en Valladolid en la primavera del mismo año y llevado por Carlos V a finales de verano a Flandes, donde entre muchos otros, lo vio y describió Durero” Paz Cabello Carro pág. 24. Los objetos expuestos al público de esa forma eran similares a trofeos de guerra y fijaban la superioridad europea por su hegemonía militar y cultural, en paralelo al autoritarismo de la Edad Media y el absolutismo de la corona española, así inauguraron el capitalismo “mas” primitivo e impusieron el esquema a los pueblos americanos. Extrañamente muchas de aquellas “remesas históricas” de América a España terminaron en otros reinos europeos, como la plumería mexicana conservada en el Museum für V?lkerkunde de Viena, el Museum of Mankind de Londres, en el Luigi Pigorini de Roma y en Berlín. Otras colecciones se perdieron por sucesivos incendios, mientras las restantes sufrieron fragmentación por la introducción del principio de propiedad privada en el Siglo XVIII, por “el primer Borbón, que quiso preservar no tanto las obras de arte de su época, como hicieron otros monarcas, sino objetos relacionados con el mundo científico y otras curiosidades en un gabinete junto a su Biblioteca; así por el Real Decreto de 2 de enero de 1716, Felipe V estableció “la Real Biblioteca o Librería Pública de Madrid” Paz Cabello Carro, pág. 27. Un cambio político en España influyó en la concepción del Museo, ésta fue la Primera Constitución a partir de 1812: “las colecciones del Museo de Ciencias dejaron de ser propiedad real y se convirtieron en estatales”. Paz Cabello Carro, pág 35. Aunque esa constitución fue derogada, al reimplantarse la constitución en 1836, el Museo de Ciencias Naturales se consolidó como un bien público. Ésta breve relación puede mostrar las antiguas concepciones de Museo, ahora se trata no solo de preservación del objeto relacionado a un patrimonio cultural, sino también la evolución de la sociedad democrática, por medio de la función educativa; en nuestra nación se nota la ausencia de una sala de nuestras lenguas del siglo XVIII y la cultura náhuat pipil; mitos, leyendas, aritmética, además de: “Chorti; Pokoman, Xinka, alias Xinca” reseñados en: Descripción geográfico-moral de la diócesis de Guatemala/Pedro Cortés y Larraz, San Salvador: DPI, 2000 pág. 10