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Yaneth Estrada
@caricheop
El Consejo Provincial de la Iglesia Anglicana de la Región Central de América (IARCA) expresó su solidaridad con las muertes que sufren los migrantes, en su ruta hacia Estados Unidos.
En los últimos días fue repatriado Óscar Martínez y su hija Valeria, quienes murieron a las orillas del río Bravo; también, en Texas, dos salvadoreños muriendo ahogados debido a las altas temperaturas y la deshidratación, otros seis murieron y cinco más resultaron heridos al tratar de huir de un retén policial.
A nivel regional, en Azuluama,
Veracruz se encontró un furgón con cientos de migrantes
centroamericanos abandonados en condiciones infrahumanas, quienes fueron rescatados por residentes de las comunidades cercanas.
“Particularmente tenemos presente la muerte de Valeria, una niña de un año y meses de edad, junto a su papá Óscar Martínez, de 25 años. Esta familia es víctima de dolor y muerte”, aseguró Julio Murray de la Diócesis de Panamá.
Muy preocupado
“Lamentamos no ver con claridad que las autoridades competentes busquen poner en la agenda del Estado, medidas para ofrecer un futuro esperanzador, sostenible, ni los principios del evangelio, en el mejor interés de mantener la dignidad del ser humano”, agregó.
David Alvarado de la Diócesis de El Salvador, aseguró que “el caso de las muertes de nuestros hermano y hermanas migrantes evidencia la injusticia de la realidad social, económica, política y cultural. La respuesta de Dios siempre han sido la vida y forma parte de su plan
salvífoco, cuya base es el amor”.
Asimismo exhortaron a rechazar el pecado, la injusticia, la xenofobia, el egoísmo y la omisión. A buscar el amor de Dios, procurando la unidad de la familia migrante y a respetar la dignidad de las personas, que son dignidad de Dios.
Para quienes están en el Gobierno instaron a hacer la voluntad de Dios en cada medida, en cada política pública que se apruebe para dar solución a la migración, aplicar el principio de hospitalidad y abogar por una solución justa y permanente.
