Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Con una procesión de la imagen de Jesús crucificado desde la iglesia El Rosario, hasta Catedral Metropolitana y una solemne eucaristía, la iglesia católica inauguró el Año Jubilar en El Salvador.
Monseñor Edgar Peña Parra, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, explicó que el Año Jubilar es un tiempo especial donde la iglesia católica dedica a la reconciliación, frecuentar el sacramento del perdón y la misericordia.
“En este año estamos invitados a que podamos dar un paso más en este camino de reconciliarnos con todos aquellos con quien hayamos podido tener algo que resentir, porque el perdón es una gran gracia y un acto de liberación, quien no perdona nunca sale de ese pecado que lo hace esclavo”, enfatizó.
Peña Parra dijo que el Año Jubilar es un tiempo dedicado de manera especial a Dios, es una invitación de la Iglesia a caminar unidos en la fe, esperanza y el amor, para alimentar y robustecerse en el peregrinar terrestre que permite vislumbrar el encuentro definitivo con el Señor Jesús.
Peña externó que este año no solamente es de reconciliación y conversión, sino además de renovación, es decir, hacer aquello que está pendiente por hacer, ya que la tristeza y depresión son las grandes enfermedades de este siglo, las personas pierden el ánimo y el sentido de vivir
“Siguiendo esta antigua tradición de la iglesia hemos sido invitados a celebrar el jubileo ordinario de este año 2025, que quiere ayudarnos a mantener encendida la llama de la esperanza, en un tiempo en el que la tristeza, la desesperanza, el pesimismo hace un buen trabajo en el pueblo santo de Dios”, reiteró.
Según el religioso, este año jubilar quiere ayudar y hacer todo lo posible para que las personas recuperen las fuerzas perdidas y la certeza de mirar al futuro con mente abierta y corazón confiado, es el año para encender y mantener encendida la llama de la esperanza.
Aseguró que el pueblo salvadoreño cuya historia reciente está llena de pruebas y sufrimientos, de alegrías y de esperanzas, donde muchos derramaron su sangre, testimoniando así su fe en Jesucristo, entre ellos, el Santo obispo San Óscar Romero, y tantos otros hermanos y hermanas que pasaron la gran tribulación y lavaron sus vestiduras en la sangre del Cordero.
El año jubilar se remonta a una antigua tradición que tiene sus raíces bíblicas, en el Antiguo Testamento, la ley de Moisés establecía cada 50 años un año de gracia durante el cual se liberaban los esclavos, perdonaban las deudas y dejaba descansar la tierra; en el Nuevo Testamento, Jesucristo el ungido y enviado para llevar la buena noticia a los pobres, dice que es el tiempo de la misericordia.
El jubileo ha sido siempre un acontecimiento de gran importancia para la Iglesia. Por eso es legítimo interpelarse cómo vivir este año jubilar, para ello es de gran ayuda el ejemplo de los santos, que con el testimonio de una vida entregada a Cristo y de servicio al prójimo, se presentan como intercesores y guías confiables en el itinerario jubilar.