Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Luego de dos años de no salir en procesión a las calles por la pandemia del COVID-19, este domingo, en diferentes iglesias católicas se celebró la solemnidad del Corpus Christi que recuerda la institución de la eucaristía durante la última cena del Jueves Santo, cuando Jesucristo convirtió el pan y vino en su cuerpo y sangre.
El jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad, la iglesia celebra la solemnidad del Corpus Christi, aunque en muchos países, por razones pastorales, la fecha se traslada al siguiente domingo. Este día la feligresía manifiesta públicamente la presencia de Cristo en el mundo y entre los hombres, a través de los característicos altares, alfombras y procesiones.
Armando Romero, vicario de la parroquia El Calvario, de San Salvador, enfatizó que el acto más revolucionario de la historia lo ha hecho Jesús de Nazaret al compartir y compartirse como pan, celebrar el Corpus Christi en una sociedad tan dividida, donde prevalece el consumo y la exclusión, también es un acto revolucionario, porque es recordar que se ha hecho sustento para la humanidad.
Señaló que Jesús salió del templo de El Calvario, para bendecir al pueblo en medio de las ventas, el comercio y ruido, luego de 72 horas de adoración eucarística, pues desea que su sagrario sea el corazón de cada uno, pero si eso no ocurre poco o nada Jesús ha hecho en la vida del hombre.
“Es muy fácil arrodillarse frente a un altar con velas, incienso, en una custodia llena de piedras preciosas, pero como cristianos debemos arrodillarnos ante el cuerpo de Cristo que está tirado por la calle, en el drogadicto, la prostituta, el joven que no encuentra una salida a sus problemas. En pleno siglo XXI sigue existiendo hambre y marginación en la sociedad”, reiteró el religioso.
Las procesiones de Corpus Christi son una declaración pública de fe y una demostración de que las creencias religiosas no pueden y nunca deben reducirse en ningún sistema únicamente a la esfera privada, pues es el acontecimiento en el que la comunidad católica participa con gratitud, fe, devoción y amor al Cuerpo y la Sangre de Jesucristo.
La celebración del Corpus Christi surgió durante la Edad Media, cuando la religiosa Juliana de Cornillon comenzó a promover la idea de tener una festividad que rindiera homenaje al cuerpo y la sangre de Jesucristo presente en la eucaristía.
Según datos históricos, en 1263 cuando un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena, en Italia, sucedió que, al pronunciar las palabras de consagración de la hostia comenzó a brotar sangre. Este suceso, conocido entre la comunidad católica como “el milagro de Bolsena”, fue percibido como un evento santo, y acabó por afianzar la celebración del Corpus Christi. El 11 de agosto de 1264 el papa Urbano IV finalmente instituye la fiesta del Corpus Christi en la bula Transiturus hoc mundo.