Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
Como todo domingo, se desarrolló la misa en la cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador, donde el padre Carlos San Martín, de la parroquia San Francisco de Asís, de Mejicanos, fue el encargarlo de presidirla e hizo un recuerdo sobre la importancia de compartir con Dios lo poco que se tiene, pero con mucha misericordia, tal como lo decía Monseñor Óscar Arnulfo Romero.
En ese sentido, el sacerdte comentó que están próximos a celebrar la beatificación del padre Rutilio Grande, Manuel Solorzano y Nelson Rutilio, y que es un signo de que se vive desde los pobres, puesto que los pobres fueron y son los que más defienden a todos sus semejantes, solamente con la ayuda de Dios.
El sacerdote afirmó que los mejores momentos de la iglesia han tenido que ver cuando se han acercado más a los pobres, “cuando hemos ido descartando esta cultura de privilegio, de poder, de estar por encima y nos hemos adentrado en la realidad de estar con los más pobres”, expresó el religioso.
Recordó cómo monseñor Romero se acercaba a los más pobres y en la medida que fue visibilizando, escuchando y acercando a la realidad del sufrimiento del pueblo es cuando Romero también descubrió por donde le fue llevando el espíritu y le fue capacitando para poder ser “la voz de los sin voz”.
Romero se enriqueció de todos esos relatos de los más pobres para luego expresarlas desde el ambón y “fue un grito fuerte” condenando las injusticias sociales que como pueblo se las callaba por temor.
La palabra predicada de este domingo se trató precisamente de compartir con Dios a pesar de las dificultantes, por ejemplo, cuando una viuda ofrendó dos monedas en la casa de Dios, que demostró su pobreza económica, pero Cristo la admiraba porque ofrendó con el verdadero amor a Dios. En ese sentido, en la procesión de ofrendas de la misa presentaron dos monedas de un centavo simbolizando que el desprendimiento de la viuda al dar todo lo que tenía invita a no idolatrar las riquezas, sino ponerlas para glorificar a Dios.
También, monseñor Romero decía que Jesús es la base de la esperanza y despierta el anhelo de colaborar con Dios, por ello, presentaron la canasta de víveres, simbolizando que se anhela como Jesús, combatir la injusta desigualdad social que no permite cumplir con el derecho a la alimentación de muchas familias en el país.