Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
En la cripta de Catedral Metropolitana en San Salvador, el padre Miguel Morán, de la parroquia de San Jacinto, presidió la tradicional misa a los feligreses que recibieron la palabra de Dios, a quienes instó a ser más cristianos tal como lo fue Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
En el diario caminar, según dijo Morán, Dios ha hecho profetas a los feligreses y no son de temporada, ni de ocasiones, sino para siempre. “Ese profetismo debemos de vivirlo alegremente consciente en todo momento ante cualquier circunstancia”, dijo.
Los religiosos deben hacer las cosas como invitó Pablo: “con verdadero amor, de lo contrario, corremos el peligro que solo seamos como esa campana vacía que suena y suena y no lleva ni tiene nada”, comentó el sacerdote durante la homilía.
Morán añadió que a todo lo que se hace, debe ir siempre orientado a darlo todo “con ese amor fraterno, hacerlo todo con ese amor de entregarnos a los demás, consciente que si ese grano de trigo no muere no va a dar frutos”.
“De igual manera, ustedes son conscientes de eso, cada paso que damos, cada momento es un morir a sí mismo; para que en ese morir vaya también surgiendo la vida. Eso es lo que Jesús espera de nosotros para que ante cualquier circunstancia, no seamos cobardes, no nos acomodemos, no caigamos en la pereza, sino siempre estemos construyendo, revitalizando y revisando nuestra manera de ser cristianos y así apostarle a más”, expresó Morán a los feligreses.
Monseñor Romero fue un profeta asesinado en 1980 por defender a su pueblo, ahora, es Santo. Durante su tiempo en vida predicó la palabra de Dios e instó a los que tenían el poder a que respetaran los derechos de las personas, situación que le arrojó una oposición y hostilidad estatal.
Por ello, este 30 de enero, presentaron un retrato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero “a quien Cristo eligió, también, para ser profeta en medio de la oposición, hostilidad y el rechazo hasta de sus hermanos obispos”, rezó la procesión de ofrendas.
Además, aprovecharon la oportunidad para recordar la beatificación del padre Rutilio Grande, del Fray Cosme Spssotto y de los laicos Nelson Rutilio y Manuel Solórzano. Monseñor Romero reflexionó sobre sus muertes violentas que “en vez de apagarnos el ardor de nuestra fe, han entusiasmado a nuestras comunidades”, dijeron los religiosos, al momento de presentar un retrato de los cuatro beatos, simbolizando que por sus entregas y seguimiento a Jesús, a través de los pobres y perseguidos, han recibido gloria en los altares.