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Redacción Nacionales
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El padre José Antonio Cruz presidió la misa este domingo en la cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador; en su mensaje, recordó lo bueno y misericordioso que ha sido el señor con sus fieles y los ha sacado del pecado; por ello siempre es importante acercarse a él y seguir en la conversión, manifestó.
El líder religioso señaló que, así como Dios rescató a su pueblo, así también lo hará con cada uno de los que creen y confían en él. “Somos conscientes cada uno de nosotros cuando le hemos fallado al Señor, cuando él ha llegado a rescatarnos de ese lugar de pecado”, sostuvo.
Para ello es necesario seguir al Señor, siguiendo sus pasos para alcanzar la conversión. “Debemos estar atentos nosotros, atentos a todo lo que decimos o hacemos. Hay quienes juzgan sin misericordia, sin piedad en todo. En una familia, el padre tiene que corregir a sus hijos, es cierto, todos lo sabemos, pero un padre no va a andar hablando mal de su hijo con las demás personas. En ningún momento lo hace. Lo que quiere es que todos tengan una buena imagen de su hijo. Y así el hijo con su padre debe de respetarlo y honrarlo. Pero no va a llegar a criticarlo con personas que ni conoce”.
El líder religioso sostuvo que, en la sociedad, el que juzga, pareciera que sea ese mismo juicio que hace, y sobre todo cuando lo hace sin misericordia, se le vuelve a sí mismo. Añadió que todos “necesitamos del perdón y la misericordia”.
En el evangelio se habló de la mujer que fue encontrada en el adulterio y por ello debía ser apedreada; el padre Cruz enfatizó cómo el Señor reprendió y dijo a aquellos que querían apedrearla que el que estuviera libre de pecado, que lanzara la primera piedra.
En la procesión de ofrendas, la comunidad de la Cripta recordó las palabras de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien afirmó que a Jesús no le importaban los «legalismos» contra la mujer adúltera y con sabiduría pide que quien esté sin pecado, tire la primera piedra; por ello presentaron piedras simbolizando que, a imitación de Jesús, se necesita quitarlas de las manos de seres pecadores que aún hoy lapidan los derechos y la dignidad de la mujer.
