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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Corregir las malas acciones como la idolatría al dinero, el negocio y todo aquello que ocupa el lugar de Dios en la vida del hombre, fue el mensaje principal durante la misa dominical celebrada por el sacerdote Douglas Crespín, en la Cripta de Catedral Metropolitana, lugar donde reposan los restos de monseñor Romero, el primer santo salvadoreño.
Crespín enfatizó que a ejemplo del obispo mártir, es necesario cuidar con celo los derechos, la vida y justicia de los más pobres e indefensos, pues siempre estuvo en contra de todo aquello que aparta del camino de Dios, como el dinero, la comodidad, el trabajo, acaparar bienes y no compartirlos con los más necesitados.
“Pidámosle al Señor vivir de la mejor manera los consejos evangélicos que nos pide la Iglesia practicar durante este tiempo de Cuaresma, y a ejemplo del evangelio imitar a Jesús que sacó aquello que no era propio del templo, como el dinero y el negocio, pues los comerciantes buscaban la forma de enriquecerse”, afirmó el religioso.
Asimismo, dijo que la corrupción busca siempre opacar las cosas buenas, porque la raíz del mal continua mientras no haya justicia social. Una sociedad con una corrupción estructural nunca tener una justicia del todo imparcial y eficaz.
Durante la procesión de ofrendas se presentó los mandamientos de la Ley de Dios, simbolizando que bajo esta ley monseñor Romero defendió los derechos de los pobres y oprimidos, lo cual es una invitación a cumplirla tal como él lo hizo, pues supo conjugar perfectamente su relación con Dios y la relación con el prójimo.
Además, se presentó una canasta de víveres como una forma de minimizar el mal de la injusta pobreza que no permite ni siquiera un alimento digno a familias empobrecidas.
