Miguel Ángel Dueñas Góchez*
A continuación extraigo algunos recortes sobre el tema, de acuerdo a la página electrónica TENDENCIAS (3/03/2018): “En el país más grande de América Latina el fenómeno evangélico se evidencia en todo su esplendor. Con una bancada de más de noventa diputados en el Congreso, el alcalde de Río (la ciudad más cosmopolita y multicultural del país) y cerca de 14.000 iglesias abiertas cada año, los evangélicos son la fuerza política que más crece. Y a eso se suma el impresionante poder económico de estos grupos. Según Forbes, las fortunas de los cinco pastores más ricos de América Latina superan los 1.510 millones de dólares.
La cada vez más fuerte presencia de la religión en la política representa un verdadero reto para las democracias latinoamericanas. Si bien no siempre es el caso, lo cierto es que “cuando quiere influir en códigos de conducta y vive obsesionada con doctrinas extremas sobre el pecado y la moralidad, puede ser enemiga de la libertad de pensamiento, de la privacidad humana y del libre albedrío”, dijo Corrales. Al final, no hay que subestimar su poder ni olvidar que el movimiento evangélico está detrás de episodios desconcertantes como el triunfo en Estados Unidos de Donald Trump (https://www.semana.com/mundo/ articulo/candidatos-presidenciales-que-son-evangelicos-y-cristianos-en-america-latina/5589 19).
En una investigación del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), titulada “Iglesias evangélicas y el poder conservador en Latinoamérica”, se establece que el evangelismo explota políticamente su gran despliegue mediático, gracias a sus propias emisoras, canales de televisión y redes sociales, que deja en desventaja a los demás candidatos del sistema político, ayudadas de una “gran capacidad económica ligada al aporte-convicción de sus feligreses” y son fervientes “defensores del neoliberalismo y la sociedad de consumo” (https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2018/10/25/el-peligro-de-las-iglesias-evangelicas-en-la-politica-latinoamericana/?fbclid=IwAR3SMepjk5qu6pZv B4Xvs DVQro_hjmyqbaPFCC_wL12n8JCPAA7w5Q06XSo).
De acuerdo a lo antes leído, y lo dicho por la Sala de lo Constitucional; no se está cumpliendo con los artículos 85, 151, 160, 176, 177, 179, 180 y 201 de la Constitución de la República, donde especifica que la condición de una persona que pertenezca a la clase sacerdotal o jerarquía de cualquier otra nomina religiosa no pueda optar por cargos en el gobierno (https://laicismo.org/el-salvador-sala-de-lo-constitucional-reitera-que-el-estado-es-laico-y-llama-a-separar-politica-de-religion/).
*Lic. en Relaciones Internacionales.