Samuel Amaya
@SamuelAmaya
El padre Nelson Menjívar presidió la homilía de la Santa Misa de la Cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador. El sacerdote recordó el amor de Cristo con su pueblo y el amor que tuvo Romero con el suyo; a ambos les costó la vida porque querían ver a un pueblo santificado.
“Ojalá que nuestro amor sea así, como el amor que llevó a Monseñor Romero a dar su vida, pues cuentan los historiadores que él ya sabía que lo iban a matar, pero por amor a su pueblo decidió quedarse en el país, no quiso huir, se quiso quedar, porque así igual que Jesús quería a Lázaro, Marta y María, Monseñor Romero también quería a este pueblo”, destacó el líder religioso en la homilía de este domingo.
En el tiempo de la cuaresma, este domingo fue el quinto, y lo hace especial, ya que fue el último domingo que celebró Monseñor Romero; al día siguiente, lo asesinaron. También dicho domingo es especial ya que se están a las puertas de la Semana Santa.
“Esta semana previa a estos grandes momentos, se le conoce también tradicionalmente como la -Semana de los Dolores-“, dijo el padre, a la vez recordó las enseñanzas de los domingos de cuaresma. Por ejemplo, el primer domingo se habló de las tentaciones que Jesús tuvo, el segundo domingo fue en cómo se veía transfigurado en el tabor y los mensajes de San Juan.
“Hemos escuchado ya en los últimos domingos unas narraciones del evangelio bastante amplias, pero bastante ricas en cuanto a enseñanza que una homilía no da para poder reflexionar toda la riqueza que tiene cada uno de esos evangelios”, destacó el Menjívar.
El tercer domingo se habló de la mujer samaritana y el pozo; “veíamos como esa mujer iba a contar a todos los del pueblo que había uno que le dijo toda la verdad”; el domingo pasado, se habló sobre el ciego de nacimiento, “hoy vemos a Marta, María y al hermano Lázaro, podríamos titular este domingo como el de la amistad y de las lágrimas”, remarcó el padre.
Menjívar sostuvo que el señor, en su humanidad, estuvo pendiente de sus amigos: Marta, María y Lázaro; cuando los apóstoles le dijeron que Lázaro había muerto, Jesús derramó lágrimas. “El señor es capaz de derramar lágrimas por las cosas que nos pasan y lo hace el señor. ¿Cuántas veces ha llorado por nuestros pecados?” “Hoy le hemos pedido al señor en la oración colecta que cada día nuestro amor se vaya acrecentando hasta tal punto que nosotros podamos amar como Cristo nos amó a nosotros dando su vida en la cruz”, concluyó el padre.