César Ramírez
La Constitución de Cádiz en Centroamérica
El 24 de enero de 2014 es el Bicentenario del II Grito de Independencia Centroamericana, viagra evento acontecido el 24 de enero de 1814. La Constitución de Cádiz de 1812, diagnosis afirma José Trías Monge: “reconoce a los territorios ultramarinos, physician al igual que había hechos antes de 1809 la Junta Suprema y Gubernativa de España e Indias en el inicio de la resistencia contra Bonaparte, la condición de parte integrante de España, con igualdad de derechos a las provincias españolas y el status de tales”. En Guatemala se jura la Constitución de Cádiz el día 12 de septiembre de 1812. Dicha constitución establecía la creación de las diputaciones provinciales. José Matías Delgado fue elegido diputado, ante lo cual debió abandonar su curato y trasladarse a la capital y se instaló el 3 de septiembre de 1813. El presbítero José Simeón Cañas en la sesión inaugural expresó su criterio que la representación de los pueblos en la diputación solo estaba sujeta a las Cortes y no al Jefe Político Bustamante. Bustamante consideró aquello una afrenta a su poder. En San Salvador se realizan elecciones en diciembre de 1813, en esa lucha electoral se manifiestan acciones de gran interés histórico de nuestra democracia, son las iniciales manifestaciones del sufragio en la América Latina… Las leyes de las Cortes de Cádiz daban a San Salvador el derecho de elegir veinticinco electores por tener más de 5.000 habitantes y estos veinticinco electores elegían a su vez a los miembros del Ayuntamiento. Había además la elección de los alcaldes de los barrios. Fue esta última al parecer de menos significación, la que dio principio a la lucha entre Peinado y Bustamante y la ciudad de San Salvador. “La elección de Alcaldes de los Barrios, escribió el intendente a Bustamante, recayó en personas sospechosas… a excepción del Barrio de Candelaria, cuya elección fue a mi gusto”. El intendente mandó hacer de nuevo las que le parecieron. Pero fue nuevamente derrotado. “El resultado de designaba para Alcaldes de los Barrios a los cabecillas del Partido Independiente, como puede verse Alcalde del Barrio de Concepción, Simón Antonio Miranda; Alcalde del Barrio de San Esteban, Albino Berdugo; de Candelaria, José Cleto Zelada; De San José, José Manuel Funes; De Remedios, Domingo Ramos”. El Intendente fue derrotado una tercera vez en las elecciones de electores que ganó el partido de los independientes, y por cuarta vez en las elecciones de Ayuntamiento, compuesto de las siguientes personas: Alcaldes Constitucionales: Juan Manuel Rodríguez, Pedro Pablo Castillo, Felipe Herrera, Manuel de Arce, Mariano Miranda, Mariano Zúniga y Santiago José Celis. Al saberlo el Intendente Peinado extendió un auto por el cual apeló del resultado de las elecciones al Capitán General Bustamante. Débil en el terreno de las leyes, Peinado se hallaba fuerte en el terreno de los abusos, que amontonó esta vez hasta el delirio. El 23 de enero de 1814 se realizó una reunión secreta de los patriotas y alcaldes, entre ellos Pedro Pablo Castillo, pero esta es detectada por las autoridades coloniales. El objetivo insurgente era la Independencia, tomar las armas y proclamar la República, además de una nueva Constitución, fundada en dos bases: 1ª que la soberanía debía residir en una junta compuesta de individuos electos por el pueblo; 2ª que tres individuos de ella, denominados cónsules, debían formar un tribunal ejecutivo, siendo general en jefe el primer cónsul, ministro de gobierno el segundo, intendente el tercero. En la distancia podemos celebrar la audacia de aquellos patriotas, con aportes como defensa del voto, Constitución y República. Todo esto motivó el movimiento insurgente dirigido por Pedro Pablo Castillo, Alcalde Constitucional, el 24 de enero de 1814.
¿Quiénes votaron en las elecciones de diciembre de 1813?
José Trías Monge en Constituciones de Puerto Rico: “En lo que respecta al gobierno de Ultramar, la Constitución de 1812 representó notables avances. La constitución les reconoce a los territorios ultramarinos, al igual que había hechos antes de 1809 la Junta Suprema y Gubernativa de España e Indias en el inicio de la resistencia contra Bonaparte, la condición de parte integrante de España, con igualdad de derechos a las provincias españolas y el status de tales. No se distingue tampoco en lo que atañe a la ciudadanía entre peninsulares y colonos. La constitución les concede la ciudadanía española a todos “aquellos españoles que por ambas líneas traen su origen de los dominios españoles de ambos hemisferios, y están avecindados en cualquier pueblo de los mismos dominios”. (art. 18), así como a “los hijos legítimos de los extranjeros domiciliados en las Españas, que habiendo nacido en los dominios españoles no hayan salido nunca fuera sin licencia del Gobierno, y teniendo veintiún años cumplidos se hayan avecindado en un pueblo de los mismos dominios, ejerciendo en él alguna profesión, oficio o industria útil” (art. 21). A los esclavos o descendientes de esclavos se les podría expedir por las Cortes carta de ciudadano bajo circunstancias especiales (art. 22). Un tercer logro fue la obtención por las colonias del derecho de representación en la Corte. Como hemos visto, la Constitución no discrimina en este sentido entre peninsulares y americanos, pero en las propias cortes de Cádiz no privó esta igualdad, que hubiera resultado de hecho en el control del parlamento por los diputados de América.
Al requerirse también que los diputados fuesen personas nacidas en la provincia o avecindadas en ella por un número de años se asegura una representación autóctona, sin paso al cunerismo. Obteniendo asimismo las colonias, al mismo tiempo que las provincias españolas, las otras conquistas que encarna la Constitución de Cádiz, el sufragio universal, los ayuntamientos electivos, la diputación provincial, el reconocimiento de la libertad de expresión y otros derechos individuales, y la restricción en fin del absolutismo monárquico”. En San Salvador se realizan elecciones en diciembre de 1813. Las leyes de las Cortes de Cádiz daban a San Salvador el derecho de elegir veinticinco electores por tener más de 5.000 habitantes y estos veinticinco electores elegían a su vez a los miembros del Ayuntamiento. Había además la elección de los alcaldes de los barrios. Fue esta última al parecer de menos significación, la que dio principio a la lucha entre Peinado y Bustamante y la ciudad de San Salvador. “La elección de Alcaldes de los Barrios, escribió el intendente a Bustamante, recayó en personas sospechosas… a excepción del Barrio de Candelaria, cuya elección fue a mi gusto”. El intendente mandó hacer de nuevo las que le parecieron. Pero fue nuevamente derrotado. Incluso Bustamante impuso a Barroeta como diputado a las Cortes. El 03 de enero de 1814 el Capitán General Bustamante, informa de conjuraciones de los partidos independientes y haber “aprisionado a gentes”. El 16 de enero “En casa de los padres Aguilar, se reúnen los patriotas para deliberar sobre la manera de efectuar la insurrección y quitar las armas a los Cuerpos Voluntarios”. Días antes del 24 de enero de 1814, se realizaron fiestas para celebrar la elección del cabildo insurgente, agradeciendo a los Padres Aguilar, por su contribución para derribar al gobierno “Cachuco”… el 22 de enero de 1814 se realiza una junta secreta de Alcaldes, Regidores y Síndicos, pero el 23 las autoridades españolas se enteran del plan insurreccional. El 24 de enero de 1814 se inicia la insurrección popular.
Libertades constitucionales en la provincia de San Salvador
El signo de orgullo histórico del pueblo salvadoreño es su firme determinación de independencia bajo cualquier circunstancia, la sed de libertad en diversos aspectos: desobediencia civil, organización, foros de opiniones políticas, libertad de imprenta, estos elementos se deben a la promulgación de la Constitución de Cádiz de 1812. El Capitán General del Reino de Guatemala José Bustamante y Guerra informa a sus Superiores del acontecimiento de 1814: “En los pueblos que se conmueven para libertarse de alguna vejación determinada, removida la causa de la inquietud, se establece
al momento la calma y se gozan todas las dulzuras de la paz. En los que se agitan para declararse independientes, las medidas generosas, tomadas para remover las causas que se pretextan, no cortan la raíz el mal, y los inquietos se aprovechan de ellas para allanar su inicua carrera. Se quitó a San Salvador al europeo que los mandaba como Gobernador intendente; se concedió (indulto) absoluto a autores del primer movimiento, se nombró jefe político a un criollo hijo de esta capital; se les dio la constitución más liberal que podía necesitarse; se les declararon derechos que no conocían ni deseaban anteriormente. Los resultados no han sido, a pesar de esto, los que debían esperarse. Se disputa con furor, dice el jefe político, sobre la constitución; los pueblos parecen academias; apenas será en el vecindario el uno por ciento el que merece absoluta confianza; el espíritu de la insurrección avanza a largos pasos; los planes del 1814 han sido más malignos que los de 1811; y si en las primeras conmociones se fijaron en puntos determinados, en la última se avanzaban a meditar una Constitución formal de independencia. Vivo sigue en América el sentimiento interno de libertad; y al mismo tiempo se ha abusado del derecho de elección concedido a los pueblos, haciéndolo en los de peor nota, en los sospechosos, o por lo menos en los de concepto muy dudoso; se ha abusado de la autoridad dada a los ayuntamientos, pretendiendo éstos extenderla aun a departamentos que notoriamente no les corresponden y tomando un tono de superioridad muy ajeno de su instituto; se ha abusado de la institución generosa de las diputaciones provinciales, intrigando para que sean unas pequeñas cortes; se ha abusado de la libertad de imprenta, publicando papeles que esparcen semillas venenosas, cuya vegetación será algún día muy difícil embarazar…” así calificaban las autoridades coloniales las legítimas aspiraciones del pueblo: “La clase de los que se llaman principales ha sido en efecto la primera que manifestó ideas subversivas y principios dañinos al sistema de oligarquía, a que aspira. Comienzan al presente a manifestarse en la clase media a la cual era natural que se comunicasen, pero puede decirse que en lo general no han penetrado hasta ahora a las clases ínfimas; y éstas se han conmovido en algunas provincias, ha sido sin duda porque como autómatas infelices se mueven según la dirección de las manos que los impelen”… se justifica la represión y se otorga a San Salvador la iniciativa insurreccional: “La historia de la presente revolución de América: Quito, Caracas, Nueva España y otras infortunadas provincias ofrecen ejemplares en abundancia; y en esta capital de Guatemala, en Granada, en León, en San Salvador, se presentan reincidencias tan escandalosas como tristes”. Aquellas palabras son el reconocimiento de nuestra tradición insurreccional libertaria.
Del evento Insurreccional
Hemos mencionado que las causas de aquella insurrección fueron los fraudes electorales, puesto que los electores fueron obligados a votar hasta en tres elecciones el mismo día, las personas en quienes recaían los cargos eran “viciosas, sospechosas o nulas”, a excepción del Barrio de Candelaria escribió José María Peinado al Capitán General José Bustamante; “ en vista de eso, mandé de nuevo hacer algunas elecciones, sobre que hubo mil debates y disgustos; y por último, aunque no tan malas, nunca quedaron las elecciones a mi gusto”. La alarma de las autoridades españolas fue evidente, Manuel Paredes Sargento de Tercera Compañía de Voluntarios afirmó: “que luego que supieron de las elecciones de Oficios Consejiles del año pasado de ochocientos catorce conocieron que se perdía esta Ciudad, y en efecto no pasó un mes para que el veinticuatro de enero, empezó a reunir mucha gente en la Sacristía desde las dos y media de la tarde, y sucesivamente”. Mariano Fagoaga ante los múltiples incidentes entre americano y europeos “ellos no quedarían contentos sino viendo ahorcados a los que les merecían semejante concepto (insurgentes): que esta prevención en cierto modo le ataba las manos a él”…el 24 de enero de 1814 líderes y el pueblo se reúnen en la plazas. En el pueblo de Mejicanos el pueblo se reúne en la casa del Cura Nicolás Aguilar, ahí están Vicente Aguilar, Bernado José y Manuel José Arce, Domingo Lara, Juan Manuel Rodríguez, Juan Aranzamendi, Leandro Fagoaga, Dr. Santiago José Celis, Juan de Dios Mayorga. Se ordena la captura de Francisco Campos por haber citado a los vecinos del Barrio Candelaria, se despoja de su vara al Alcalde de Barrio Domingo Ramos y ordena la captura de Pedro Pablo Castillo y José Obispo Campos; las capturas causan conmoción. Ese día a las 16:00 horas Juan Manuel Rodríguez se presenta al Intendente solicitando “Cabildo Abierto” por la prisión de los alcaldes. 17:00 Manuel José Arce pide al Intendente libertad a los presos, mientras el Alcalde Pedro Pablo Castillo toca llamada General en el Ayuntamiento, el pueblo se reúne en la ciudad, ante la presión popular se concede la libertad a los prisioneros. Esa noche a las 21:00 horas los insurgentes celebran la libertad de los alcaldes y avanza en sus peticiones, con un concepto fundacional, Juan Manuel Rodríguez ordena: “que para las cinco de la mañana cerraran todas las bocas calles de La República”, – palabra nunca antes pronunciada y registrada en nuestra historia- en las reuniones insurgentes se proclama: “no existe Monarca”; las reuniones continúan en una de ellas en casa de Miguel Delgado, junto con los alcaldes Rodríguez y Castillo, pero luego se reúnen en la Capilla, Pedro Pablo Castillo se convierte en líder y proclama la desobediencia civil: “… en adelante no habría más que obedecer al Señor Intendente sino a los alcaldes”. Hacia el día 25 de enero de 1814 a media noche, una Patrulla del Cuerpo de Voluntarios, hizo disparos sobre el grupo que estaba en (Parroquia) San Francisco, quedando muertos el independiente Faustino Anaya, Dominguito y herido Domingo Lara, cuñado de Manuel José Arce, las campanas tocan arrebato, la insurrección es general. A la una de mañana Pedro Pablo Castillo mandando un tumulto en condición defensiva e informándose de los muertos… la conmoción continúa el día 26, pero el 27 de enero cuando el pueblo insurgente ha tomado el Barrio de la Vega, es atacado y desalojado por las tropas realistas al mando del Comandante José Rosi.
Mártires de la Patria
Entre las notas del Intendente José María Peinado al Capitán General José Bustamante (24-27 de enero de 1814): “Luego que oyó, el Comandante que se había ido a la guardia de la plaza desde la diez, mandó tocar generala, a que correspondieron Argote y mi guardia. Inmediatamente salí a la puerta de la calle; y pareciéndome que habían atacado el cuartel, de la Bandera, porque oía un ruido extraordinario en él, mandé mi guardia para allá con orden de atacar a los insurgentes por la espalda, y en seguida me fui con mi criado para la plaza. Inmediatamente cubrí la Casa Real en que estaba la Sala de Armas, con 25 hombres y dejando en el cuartel de Blanquilllos 20 porque allí había depositado el mayor número de fusiles, me puse a esperar la suerte en la Plaza con 50 dragones, 40 voluntarios, algunos 25 blanquillos y los oficiales que por su inmediación pudieron acudir. De este modo pasamos aquella noche, y llegado el día, dí mi bolsa y la de otros, una paga doble a la gente y mandé desalojar los pelotones, entre los cuales hubo uno que hizo frente, y en él un hombre que llegó a arrancar el bastón de las manos al Comandante, para lo cual es menester mucha pujanza y atrevimiento. Inmediatamente se procedió a las prisiones y causas y es en lo que en el día se está trabajando. Entre los presos se hallaban don Miguel Delgado, el Alcalde 1º. don Juan Manuel Rodríguez, el Regidor Crisógono Péres y el Síndico don Santiago Celis. Estos son los más notables.” El Intendente justificó la represión afirmando: “ Mi muerte estaba resuelta y mi cabeza se ofrecía como un espectáculo cierto y grato”, estas palabras fueron atribuidas al alcalde Pedro Pablo Castillo, no obstante atenuó la complicidad de los sacerdotes de San Francisco, puesto que ellos rogaron mi perdón, pero Castillo, pidió vino y afirmó luego: “lo dicho, dicho”. Después de la represión y prisión de los líderes, el movimiento popular disminuyó el brío insurreccional, con bajo nivel de organización y poca capacidad de acciones combativas. La insurrección de 1814 también tiene como antecedentes una estrecha relación con México, puesto que los líderes salvadoreños hicieron llegar una Carta de amistad al General Morelos, pidiendo noticias y el plan de la Constitución (1 de marzo de 1813).
Posterior al evento insurreccional las autoridades españolas acumulan cargos contra los insurgentes, con calificativos como: “astutos, malignos, maquinadores contra el Gobierno, sediciosos, sediciosas sugestiones, juntas clandestinas y perniciosas, perseguidores de la monarquía, de todo español honrado, turbadores de la paz, traidores del Soberano, Patria y Nación”… el principal acusado es Pedro Pablo Castillo a quien todos acusan, incluyendo sus aliados conspiradores.
Pero los aportes de esta acción histórica son: el concepto fundacional de La República, la primera constitución nacional, el ejercicio de la libertad de prensa, desobediencia civil, ejercicio del sufragio y resistencia al fraude electoral, además de aceptar a la Constitución de Cádiz con generadora de un nuevo modelo de ciudadanía. ¿Cómo no sentirnos orgullosos de esta nación que heredamos de aquellos hombres y mujeres que soñaron con nuestro presente?, el propio Intendente José María Peinado reconoce el valor de los afrosalvadoreños: “El comandante de la patrulla les gritó que se contuviesen, pero como venían furiosos, tirándole de machetazos y hasta coger la bayoneta al Sargento Paredes, un zambo, gran insurgente llamado Faustino Anaya, mandó que hiciera fuego la primera fila, con la cual éste y otro (murieron), y quedaron muchos heridos…
Fuentes: El Salvador Insurgente 1811-1821 Centroamérica. Diccionario Histórico Enciclopédico de la República de El Salvador. Historia de El Salvador, anotaciones cronológicas y otros. www.cesarramirezcaralva.com