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III Festival de teatro

III Festival de Teatro Hispano Salvadoreño, un reencuentro de la actividad escénica nacional

Por Roberto Carbajal  actor

 

 

Después de más de siete meses de cuarentena y  como estaba programado, inició el pasado 17 de octubre el Festival Hispano Salvadoreño organizado por el Centro Cultural de España  en su tercera edición en el Teatro Nacional, por cierto muy bien preparado con las medidas de bioseguridad.

La primera pieza en escena fue “Sin Móvil Aparente” del dramaturgo Pablo Iglesias Simón con la puesta en escena de Libre Proyecto, la dirección de Isabel Estrada y la interpretación de Asuical Sandoval   .

La obra comienza en un espacio lúgubre y desolado; cuatro cubos entre puestos y el protagonista de espaldas con movimientos que dibujan una danza. Dicho personaje sin identidad, sin nombre,  apostado desde su ventana o balcón;  recita que ve pasar los carros como diversión desde su infancia,   en sus intenciones está la de cometer un asesinato, espera a su víctima y apuntala su arma hacia su objetivo.

Los cubos demasiado pesados para darles movilidad, estos  hacen creativamente visualizar otros espacios escénicos, el texto dicho por el intérprete muy llano y sin ritmo ni visos.

El protagonista busca un motivo para disparar , y  en ese conflicto,  como un sicópata talvez, como un antisocial quizás, tiene entre sus manos la vida y la muerte.

Sin móvil aparente   , un texto finalista del  III Premio de Teatro Express 2002 ;  con 3 páginas apenas, desafía la creatividad y la imaginación   . Al final el protagonista dispara sobre el cuerpo de un inocente niño y ante este hecho juega a ser Dios   ,  aparentemente sin un motivo, el público se queda sentado como a la espera de ver algo más sin advertir que la pieza ha finalizado.

La segunda puesta en escena del Taller Inestable de Experimentación Teatral  TIET  con  “El Pack” de Áurea Martínez.

Jennifer Valiente, actriz, dramaturga , directora  representó el papel de Thais quien vive en un lugar hermético , solo con la compañía de una planta, y un pequeño muñeco ,  su relación con el mundo exterior es a través de Internet así transcurre su vida entre trabajo y vida social con video llamadas. Thais toma café con sus amigos, hace ejercicio, conversa con su madre,   atiende sus tareas laborales y hasta se divierte en fiestas  en esta hiper-conectividad que nos mantiene pegados a una pantalla. Los actores y actrices que interactúan lo hacen de manera virtual, lo cual se fusiona muy bien.  La superficialidad, lo inmediato, las relaciones efímeras y esa falsa relación cercana y distante al mismo tiempo, tiene a Thais aprisionada en este mundo virtual.

Los cambios de espacios y transiciones entre escenas requieren también de cambios de ambientes que podrían crearse con efectos de luces. La pieza transcurre con  algunos momentos cómicos que se deben de aprovechar ,  la mayor fuerza expresiva llega cuando la protagonista se da cuenta que su madre ha muerto por un error técnico del teleservicio adquirido, lo que la hace reaccionar sobre esos Pack que ofrecen la compañías de telecomunicación que nos tiene bajo control y hasta pueden entrar a nuestra intimidad , Tharsis se siente traicionada y la hace ver el mundo exterior al cual ha renunciado y decide salir del encierro y vuelve a la vida. Una trama muy crítica sobre lo que vivimos donde la virtualidad al mismo tiempo que nos acerca también nos aleja y se apodera de nuestras vidas.

La tercera producción “A protestar a la Gran Vía”, fue representada por Teatro Célula con la dirección de Rubidia Contreras con muchos años de trayectoria en las tablas, con la actuación de Brenda Ramírez y Ale Mássimo un texto de Alfonso Mendiguchía.

Una pareja    vive con una queja constante sobre lo que hace la gente, sin darse cuenta que de lo que se quejan es lo que viven en una realidad determinada por la modernidad que nos ofrece entre querer ser y aparentar lo que se es, estar «fit» es la tendencia.

En el centro del escenario una tarima circular como el círculo vicioso en el que vivimos, la obra propone des -doblajes de los protagonistas que exige a los actores carácter; con un ritmo trepidante en la transición entre una y otra escena, algunas veces lo textos resultan entonados y la trama no ofrece un hilo dramático consistente, jugar y comprometerse más actoralmente con los des-doblajes  e incorporar otros elementos escenográficos atraerían los momentos cómicos. La pareja «dispareja» demanda la reacción colectiva y la solución es la protesta ante tanta crisis que agobia a la gente y no las hace cambiar.

Esta fue la tercera edición del Festival Hispano Salvadoreño y un feliz retorno a las actividades de carácter cultural tan vital en estos tiempos convulsionados.

 

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