Luis Armando González
El fin de semana recién pasado fue intenso en la agenda del Presidente Salvador Sánchez Cerén. En efecto, sovaldi sale el sábado 30 de abril estuvo en el Programa “Gobernando con la gente”, en Chalchuapa, Departamento de Santa Ana; y el domingo 1 de mayo en San Salvador, en las celebraciones del Día Internacional de los Trabajadores. En ambos eventos, el Presidente Sánchez Cerén hizo planteamientos no sólo políticos, sino sociales y culturales de gran importancia para el país.
Es cierto que los destinatarios inmediatos fueron, por un lado, los habitantes de Chalchuapa; y, por otro, la clase trabajadora. Pero las ideas presidenciales tienen una indudable proyección nacional, pues apuntan a dinámicas y realidades que afectan al conjunto de la sociedad salvadoreña, como es el caso del cambio climático y el problema del agua, la inseguridad, la convivencia, la integración social y cultural, la participación y la justicia salarial. Sobre estos y otros temas reflexionó Sánchez Cerén el 30 de abril y el 1 de mayo de 2016.
Quizás el meollo de las palabras del Presidente de la República en Chalchuapa fue la participación ciudadana y su importancia para atacar los problemas que afectan a las comunidades.
Este es el sentido de una afirmación como la siguiente: “en la medida que las comunidades se decidan a participar –dijo el Presidente de la República—, en la medida que las comunidades se decidan a ser actoras, este país va caminar más rápido, porque ya no solo van a ser los pies del gobierno central, municipal, sino que van a ser los pies del pueblo con los cuales vamos a avanzar más fuertemente”.
Se trata de una participación para el cambio, un cambio que tiene que ver con una nueva relación entre gobernantes y gobernados, y también con una nueva cultura, una nueva manera de vivir y de comportarse:
“por eso yo les agradezco, no solo por el recibimiento, sino porque están en este evento, este evento que también congrega a la población, pero lo congrega para dialogar con el gobierno, plantear directamente los problemas a los ministros y escuchar las respuestas de los ministros, pero además también es algo que para mí es lo más importante: tenemos que cambiar el estilo de vida como salvadoreños, tenemos que transformar en un cambio cultural de cómo vivimos y tenemos que comenzar a convivir más, a respetarnos más, a tolerarnos más, porque somos una sociedad que nos hemos… deshumanizado y hemos perdido los valores fundamentales de la vida, y eso es un ambiente que es propicio para que la violencia criminal acelere los pasos”.
El diálogo de los gobernantes con los gobernados constituye una novedad en el ejercicio político salvadoreño.
Es el germen de una cultura política distinta de la tradicional; eso es lo que se cultiva en el Programa Gobernando con la gente. Pero hay que avanzar hacían un cambio cultural de mayor envergadura: a ese cambio es que apunta la visión de Sánchez Cerén cuando dice que “tenemos que transformar en un cambio cultural de cómo vivimos y tenemos que comenzar a convivir más, a respetarnos más, a tolerarnos más, porque somos una sociedad que nos hemos deshumanizado”. Definitivamente, sin una convivencia basada en el respeto y la tolerancia –lo cual es imposible sin una mayor participación— no se transitará hacia un El Salvador más humanizado.
Tampoco se transitará hacia un El Salvador más humanizado mientras prevalezcan las injusticias y las exclusiones socio-económicas. En esta línea, la riqueza empresarial a costa de la explotación de los trabajadores y trabajadoras no puede tolerarse. Y la justicia laboral exige un salario mínimo digno.
En Chalchuapa, el Presidente Sánchez Cerén sostuvo lo siguiente:
“Nosotros creemos que es correcto que el empresario busque mejorar su empresa y tener ganancias, pero lo que no debe de permitirse es que esa ganancia sea a costa del sacrificio de los trabajadores, si los trabajadores son los que hacen producir este país, el empresario sin el trabajador no puede producir… sin el empresario y los trabajadores no podemos desarrollar el país, nos necesitamos ambos.
Ya la Ministra de Trabajo aclaró en una conferencia de prensa que no hay acuerdos sobre el ajuste al salario mínimo, no hay acuerdo y que el gobierno sigue planteando que debe de haber un ajuste salarial en lo urbano de 300 dólares y en lo rural de 250 dólares; esa propuesta nosotros creemos que es una propuesta justa, es una propuesta acorde al interés de la vida, de la mayoría de los salvadoreños”.
Y el 1 de mayo, el Presidente de la República reafirmó su planteamiento en torno al salario mínimo: “no vamos echar marcha atrás con la propuesta del ajuste del salario mínimo, vamos a mantenerla como gobierno, vamos a seguir luchando para que eso sea realidad, no es posible que en este país se quiera seguir generando riquezas a costa… del pueblo trabajador, el pueblo trabajador se merece un salario digno, un salario que le permita una vida digna”.
Asimismo, en el marco del día internacional de los trabajadores, el Presidente Sánchez Cerén hizo un análisis político –del cual se dio un avance en Chalchuapa— a propósito de las amenazas que se ciernen, en América Latina, sobre los proyectos de izquierda en el gobierno.
En la visión del Presidente, “a las derechas no les importa la voluntad del pueblo, no respetan los procesos electorales y están procediendo con nuevas formas a tratar de derrotar a los pueblos de América Latina, que iniciaron una lucha de transformación y de cambio, que le dio una nueva perspectiva al pueblo trabajador, que le dio más que todo una visión clara a la gente más pobre, a la gente más humilde; se invirtió en la gente más pobre, en la gente más humilde, y eso golpea grandemente a los grupos económicos de derecha, quienes han estado acostumbrados a tener los sistemas políticos en función de sus intereses”.
El gobierno de Sánchez Cerén, en efecto, ha vivido, desde 2014, ataques sistemáticos de sectores de la derecha empresarial y mediática, en los cuales explícitamente se llegó a pedir su renuncia como Presidente Constitucional de la República. Previo a las fiestas de Semana Santa esos ataques arreciaron, siendo uno de los focos de desestabilización varias empresas mediáticas, con eco en las redes virtuales, cuya labor de manipulación llegó a niveles extremos de fanatismo.
La ANEP fue y es parte de esa campaña –que tomó, entre otros temas, el de la reforma de pensiones como bandera de su cruzada antigubernamental. De manera menos evidente, desde la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, también se buscado socavar al Ejecutivo, sobre todo desde el bloqueo de recursos financieros que son claves para la atención de problemáticas sociales urgentes.
La mejor respuesta a la arremetida de los sectores que se oponen a las transformaciones en el país es la unidad de quienes sí quieren avanzar hacia un El Salvador distinto.
En fin, como dijo el Presidente el 1 de mayo, “esa unidad hay que mantenerla, ellos pretenden dividir la unidad, ellos pretenden tratar de generar pugnas entre los trabajadores, no debemos de permitir que esa política malévola de dividir nos disminuya la capacidad de unirnos y hacer las transformaciones que el país necesita”.