Por María Elena Bucheli
París/AFP
Francia contenía la respiración este sábado, víspera de la primera vuelta de las presidenciales más impredecibles en décadas que se celebrarán bajo estrecha vigilancia policial días después de un nuevo atentado.
Los comicios del domingo se anuncian como los más reñidos de la historia reciente de Francia, con una carrera extremadamente ajustada entre cuatro de los once candidatos y un alto nivel de indecisión de los votantes. De hecho la¡ cuarta parte de los electores se declaran indecisos y se prevé una abstención alta.
El centrista Emmanuel Macron y la líder de extrema derecha Marine Le Pen encabezan la intención de voto, pero el conservador François Fillon y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon les pisan los talones.
La diferencia entre los cuatro aspirantes es tan corta que se encuentran dentro del margen de error de los sondeos, por lo que cualquiera de ellos podría clasificarse para la segunda vuelta del 7 de mayo.
Una parte de los franceses en ultramar y en el extranjero, incluyendo en América Latina y Estados Unidos, comenzaron a votar este sábado, un día antes que los electores en territorio metropolitano.
La recta final de la campaña se vio sacudida por un atentado en la emblemática avenida de los Campos Elíseos de París, que hizo saltar todas las alarmas en un país traumatizado por una ola de ataques yihadistas que ha provocado más de 230 muertos desde 2015.
Karim Cheurfi, un delincuente reincidente de 39 años, abrió fuego en la concurrida arteria comercial matando a un policía e hiriendo a otros dos, antes de ser abatido. El grupo Estado Islámico (EI) reivindicó de inmediato la autoría del ataque.
Aunque es difícil medir el impacto de este ataque en los comicios, algunos analistas estiman que podría reducir la brecha en la intención de voto entre los principales candidatos.
«Si beneficiara a alguno sería a Marine Le Pen quien ha centrado su campaña en la seguridad, o al [ex primer ministro] François Fillon por su estatura presidencial», señaló Adélaïde Zulfikarpasic, directora de la compañía de encuestas BVA.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se mostró convencido de que el atentado tendrá un impacto importante en el resultado del voto y «beneficiaría probablemente» a Le Pen.
Los políticos estiman «probable» un aumento de la participación en reacción al ataque.
Vigilancia máxima
La campaña oficial se cerró el viernes a medianoche, lo que prohíbe a los medios de comunicación publicar sondeos o declaraciones de los candidatos hasta el final de la votación.
En este clima de tensión máxima, el presidente socialista François Hollande aseguró que no se escatimarán medios para garantizar la seguridad de los votantes. Las autoridades desplegarán el domingo más de 50.000 policías y gendarmes en todo el país, apoyados por 7.000 militares.
«Nada debe obstaculizar esta cita democrática», señaló el primer ministro Bernard Cazeneuve. Y es que tan sólo dos días antes del tiroteo de los Campos Elíseos, se detuvo en Marsella, en el sur de Francia, a dos hombres sospechosos de haber planeado un atentado.
En el último día de campaña, los candidatos de derecha y extrema derecha endurecieron su discurso en torno a la seguridad, pidiendo que se refuerce la lucha antiterrorista.
«Desde hace diez años, bajo los gobiernos de derecha y de izquierda, se ha hecho todo para que perdamos» la «guerra» contra el terrorismo, denunció Le Pen en tono belicoso.
François Fillon, salpicado por un escándalo de presuntos empleos ficticios, se dijo determinado a combatir el terrorismo «con mano dura». «Algunos parece que no han entendido aún la magnitud del mal que nos ataca», lanzó, atacando al gobierno.
Sus palabras fueron condenadas por el gobierno socialista, que los acusó de «instrumentalizar» el atentado y «agitar sin vergüenza el miedo» de los franceses con fines exclusivamente electorales.
La seguridad y el desempleo son los dos temas que más preocupan a los franceses, pero la campaña estuvo marcada por los enredos judiciales de algunos candidatos y no entró en el meollo del debate.