Por Khurram Shahzad
Islamabad/AFP
Un tribunal especial paquistaní inculpó formalmente el lunes al expresidente Pervez Musharraf de «alta traición», decease en la primera vez que se acusa de este cargo, medical que se puede castigar con la pena de muerte, sale a un exjefe del ejército de Pakistán.
Musharraf, de 70 años, fue escoltado por un convoy de una decena de vehículos y de policías armados para esta audiencia, que se aplazó en numerosas ocasiones por motivos de seguridad y de salud. El antiguo hombre fuerte de Pakistán está hospitalizado desde enero por problemas cardiacos.
El primer ministro, Nawaz Sharif, gran rival de Pervez Musharraf, creó en noviembre pasado este tribunal especial para juzgar al expresidente por «alta trahición» por haber impuesto el estado de emergencia, suspendido la Constitución y despedido en 2007 a unos jueces cuando estaba en el poder.
La jueza Tahira Safdar leyó el acta de inculpación de Musharraf, en el poder desde su golpe de Estado en noviembre de 1999 hasta su destitución a mediados de 2008. Se trata de la primera vez que un ex jefe del ejército es inculpado de «alta traición» en este país gobernado por los militares durante tres décadas desde su independencia en 1947.
Musharraf se levantó y afirmó inmediatamente que era «no culpable». «Dicen que soy un traidor, cuando he sido jefe del ejército durante nueve años, he servido en el ejército durante 45 años y he luchado en dos guerras. ¿Eso es traición?», alegó.
«No soy un traidor. Para mí, un traidor es una persona que roba el dinero público y vacía las arcas del Estado», añadió Musharraf en un discurso apasionado durante el cual defendió el balance de su tiempo en el poder, marcado, según él, por la recuperación económica y poco atentados.
El expresidente afirmó haber suspendido la Constitución después de consultar a su entorno de la época. «Le toca ahora probar que ha actuado bajo los consejos del primer ministro y del gabinete», respondió el fiscal, Akram Shaij, tras la audiencia.
El artículo 6 de la Constitución paquistaní prevé acusaciones de «alta traición» para quien suspenda este texto a la fuerza o «ayude» a una persona a hacerlo. De ahí el interés de Musharraf por demostrar que no actuó solo y forzar así al tribunal a juzgar a un gobierno entero, y no sólo a un hombre, estiman los analistas.
Permiso para viajar
Pervez Musharraf puso fin en marzo de 2013 a cuatro años de exilio entre Dubai y Londres para participar en las elecciones paquistaníes y «salvar» al país de su marasmo económico y del peligro talibán.
Pero la justicia invalidó su candidatura y le puso bajo arresto domiciliario por su presunto papel en los asesinatos de su ex rival Benazir Bhutto, del jefe rebelde Akbar Bugti, y del asalto mortífero del ejército contra los islamistas atrincherados en la mezquita Roja de Islamabad.
El antiguo jefe militar, que se considera víctima de una venganza de los jueces que despidió y del primer ministro Nawaz Sahrif que derrocó en su día, fue liberado bajo fianza en estos casos pero no puede abandonar el país porque su nombre se encuentra en una lista de personas a las que se les prohíbe viajar al extranjero.
Musharraf había pedido en vano a la justicia poder viajar a Estados Unidos para recibir tratamiento o a los Estados Árabes Unidos para poder visitar a su madre enferma.
Sus abogados volvieron a pedir el lunes la autorización para que su cliente pudiese viajar para reunirse con su madre «muy enferma» y aseguraron que volvería al país para la continuación del juicio.