Isaac Bigio
Politólogo, economista e historiador
La demanda de Donald Trump de querer anexarse la mayor isla del planeta viene generando una reacción contrapuesta, la misma que podría conducir a que se cree el 36 avo Estado de las Américas, el mismo que sería el primero en tener solo a una lengua oficial nativa.
Trump quiere obligar por las buenas o las malas a Dinamarca a que esta le venda esta. De lograrlo, EEUU tendría unos 2,1 millones de km² adicionales, una superficie mayor que la de todos los países del istmo centroamericano y de las Antillas juntos. No es la primera vez que EEUU ha intentado incorporar Groenlandia. En 1867 y 1946 se barajaron opciones de compra que fueron rechazadas por Copenhague. En 1941-15, cuando Dinamarca fue tomada por los nazis, EEUU ocupó Groenlandia para proteger sus intereses y evitar que los alemanes la conquisten. Desde 1951 Washington ha logrado tener en Thule (Groenlandia norte) una base militar permanente, mientras que se han reportado bases secretas de lanzamiento de misiles atómicos en esta isla, así como la de un accidente aéreo de un bombardeo nuclear.
Sin embargo, esta isla ha cambiado mucho desde entonces. Ya no es una dependencia colonial de Dinamarca, sino uno de las tres partes constitutivas de su reino, a punto que el rey Frederick X ja incorporado al oso polar groenlandés dentro del escudo nacional.
Groenlandia, (bautizada por los vikingos como “tierra verde” para buscar atraer colonos), se ha renombrado como Kalaallit Nunaat afirmando ser la tierra de los inuits (esquimales), quienes conforman el 90% de sus 57,000 habitantes, y cuyo idioma es, desde 2009, el único usado en todas las instancias.
Esta tiene un parlamento (“Inatsirartuk”) de 31 legisladores donde los dos principales partidos se reclaman “socialistas democráticos” y pro-independencia, quienes nominan a su primer ministro (“Nallakkersuisut Siulittaasuat”), quien es el comunista social-democratizado Múte Inequnaaluk Bourup Egede, el cual tiene varios ministros (“Nallakkersuisog”).
Por el momento, Groenlandia y las islas Feroe son partes autónomas del reino de Dinamarca. Si bien esta monarquía constitucional es parte de la Unión Europea dichos territorios insulares no son parte de este bloque protegiendo así sus principales recursos (pesca).
El gobierno inuit groenlandés quiere negociar la independencia y ha declarado su disposición a hacer ciertas concesiones a EEUU. La mega-potencia anda interesada en esta isla (la más cercana al polo norte) para poder lanzar misiles que lleguen a sus dos mayares rivales (Rusia y China) y porque, tras el descongelamiento global, se pueden explotar ricos yacimientos de diversos metales en Groenlandia, así como buscarse una ruta de navegación circumpolar deshelada.
Una posible paradoja que pudiese abrir este territorio, el cual fue hace más de un milenio el primero de nuestro continente en ser conquistado por los europeos, es que este podría devenir en el primer Estado soberano que no tuviese una lengua oficial europea. Esto marca un contraste con la situación de todos los actuales 35 Estados americanos, quienes sufrieron el proceso de colonización iniciado hace 500 años y hoy tienen idiomas oficiales del “viejo mundo” (como español, portugués, inglés, francés u holandés).
Una eventual independencia groenlandesa animaría al adyacente territorio autónomo inuit canadiense de Nunavut (que también tiene un área similar en tamaño) y a otras naciones nativas americanas. Además, consolidaría una tendencia hacia una mayor resistencia continental frente a EEUU. Si Trump se sale con la suya podríamos retroceder a la época de las invasiones y anexiones forzadas.