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Por: Rolando Alvarenga
Ahora que se habla de ordenar la casa y que la FESFUT deberá acatar las reglas que demanda la Ley General de los Deportes a todas las federaciones, es un buen tiempo para que el INDES exija a la FESFUT que, antes de inscribir a cualquier equipo de sus tres principales ligas federadas, cumplan con asegurar y afiliar a las AFP a todos los futbolistas que competan en sus torneos oficiales.
Y no solo futbolistas, sino también entrenadores, árbitros, preparadores físicos y demás miembros del cuerpo técnico que, a través de los años e inconcebiblemente, no han gozado de esta humanitaria prestación laboral.
Obvio, un aporte económico que, de acuerdo a nuestras leyes laborales, deberá ser compartido entre dirigentes y futbolistas.
A partir de lo que este gremio ha vivido y sobrevivido en estos meses de la pandemia, ya es tiempo de que se cumpla con esta humana prestación.
No es justo que a “futbolistas profesionales” de un país que ya estuvo en unos Juegos Olímpicos y dos Mundiales se les siga tratando como “si quieren bueno y, si no, allí está la puerta”.
Por su condición de seres humanos, los actores del fútbol deben ser afiliados al Seguro Social por todo lo que eso implica y, pensando en el futuro, ahorrar en las AFP.
El torneo Apertura 2020, en todas sus divisiones, no debe iniciar sin esta corrección en una prestación vital para la sociedad salvadoreña.
Traigo este caso al primer plano, tanto por la tragedia que para la mayoría de futbolistas y sus grupos familiares ha significado el hambre de la cuarentena y, segundo, por el coraje e impotencia sentida a raíz del reciente fallecimiento del exseleccionado, Rolando Aguirre, cuya familia enfrentó apuros económicos para darle cristiana sepultura.
Además, cuánto exfutbolista ha deambulado por las calles, esperando la muerte. ¡No es justo!
