Por: Rolando Alvarenga
La pandemia del COVID-19 ha dejado al descubierto las desgracias y miserias de la mayoría de futbolistas salvadoreños, quienes no cuentan con un seguro que les garantice un ingreso económico fijo y respectivos servicios médicos.
Por ello, hoy es un buen punto de referencia para que, a través de la Ley General de los Deportes, el INDES exija a la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) que todos sus equipos afiliados cuenten con un Seguro Integral en todas las categorías.
Es triste enterarse de cómo la mayoría de jugadores pertenecientes a ligas o categorías que se hacen llamar “Profesionales” han quedado en la peor de las crisis, debido al pago de sus honorarios. Situación que mantiene en incertidumbre a sus grupos familiares, pues -desde que se produjo la suspensión de los torneos- muchas de estas familias están viviendo “por fe y por la misericordia de nuestro Señor”.
Dramática realidad que no es nada nuevo y que, más bien, es tan vieja como el mítico Matusalén. La culpa la tienen también los mismos jugadores que, a través de los años, no han sido capaces de agremiarse para pelear y exigir esta vital y determinante prestación laboral.
Recientemente, se creó la Asociación de Futbolistas Profesionales de El Salvador, pero esta todavía no ha incidido para solventar dicha problemática.
Por tanto, el INDES, a partir de su jerarquía estatal, debe abordar este punto con la FESFUT con la seriedad y prontitud que el caso amerita.
Y es que no es justo que después de dos asistencias mundialistas, Juegos Olímpicos y un nombre en el campo futbolístico internacional, el fútbol salvadoreño siga siendo tan miserable en materia de un Seguro Integral para sus jugadores.