Por: Rolando Alvarenga
Porque no está estipulado en la Constitución de la República ni en la Ley General de los Deportes, no entiendo, ni digiero cómo el Gobierno -a través del INDES- ha erogado cualquier cantidad de plata a las diferentes federaciones de fútbol.
Buscando respuestas sobre el motivo de la constante y generosa ayuda económica, asumí que tiene que ver con que “es el deporte número uno del país, el más popular y, por ende, un campo fértil para sacar raja política en las tres zonas del país”.
Sin duda, un argumento de peso que no tiene ninguna de las restantes federaciones que año con año reciben un modesto presupuesto estatal. En números, la federación deportiva que más dinero recibe actualmente no llega a 200 mil dólares; mientras que la FESFUT percibe más de 400 mil y antes recibió 1.7 millones anuales.
A mi criterio, la FESFUT no debería, ni debe, recibir ayuda económica estatal, porque a partir del desarrollo y preparación de las selecciones mayores, olímpicas, sub21 y playa, recibe una generosa ayuda de la FIFA; cobra por la entrada a ver los juegos oficiales de estas selecciones, comercializa los derechos de transmisión y hay patrocinios de por medio. Beneficios que ni en sueños tienen las restantes federaciones.
Pero lo triste de todo esto es que, pese al generoso aporte económico estatal que recibe anualmente, cuando hay líos peludos –como el caso de los amaños y otros problemas con perfil de escándalo– la FIFA no permite que los gobiernos se pronuncien.
¿Y entonces?, “tengo que ayudarte, pero callarme la buchaca cuando algo huele a podrido”.
En consecuencia, el INDES debe pedir, a través de la Corte de Cuentas, cuentas claras de toda la plata que durante los últimos años los gobiernos le han dado a este fútbol perdedor.
Es que quien paga los impuestos tiene derecho a saber en qué o a dónde fueron a parar tantos millones que tanta falta hacen al Estado a la hora de pagar los estímulos a los atletas de élite o para una secretaria para la Federación de Karate.