Por: Rolando Alvarenga
Hace unas semanas, el tenis de mesa salvadoreño –con dos atletas mayores de 40 años en la delegación– estuvo participando en el Campeonato Panamericano de Tenis de Mesa Mayor, que tuvo como sede Cartagena de Indias, Colombia. Torneo en el que la media de edad entre los competidores rondaba los 18-30 años.
Por respeto a su trayectoria y su voluntad de defender los colores patrios, no voy a mencionar los nombres de los dos tenimesistas mayores de 40 años; ya que al final “no tiene culpa el indio, sino el que lo hace compadre”. En buen castellano, estamos hablando de dos tenimesistas que hace ya un par de años deben militar en la categoría master y no en competencias mayores.
Y reitero “no tengo nada personal en contra de los dos atletas”; pero, la única forma en que me hubiesen justificado su inclusión en la delegación panamericana y callado la boca era regresando al país con medallas colgando de sus cuellos.
Y expongo este caso porque ya estoy hasta la coronilla –al igual que un buen grupo de gente sensata– de que atletas estén viajando a competir “como fogueo para próximo compromisos”.
Y es que, sin tanta paja, el tenis de mesa –al igual que en los últimos 20 años– no ha producido atletas para los principales torneos y campeonatos mayores a nivel Centroamericano y del Caribe. Eso sí, por ganas no se quedan, pero de eso a terminar en el podio, ha sido y es una gran diferencia. Lamentablemente, el pretexto siempre es el mismo: “es que la ayuda no es suficiente para un proceso integral”.
En esto el INDES tiene mucha culpa, porque si existe una Gerencia Técnica que debe estar en todo, como cuando descalificaron la capacidad competitiva de David Vargas y Carlos Talavera para participar en el Mundial de Voleibol de 2015, también deberían de estar pendiente de este tipo de casos.
Y digo lo anterior porque en competencias panamericanas y mundiales, el nombre del país está en juego y antes de avalar salidas deberían de aplicar un filtro integral. Además, el INDES debe exigir frutos mayores a las federaciones a cambio de los buenos sueldos que paga.
Para efectos de contraste me hubiese gustado recibir un reporte técnico federativo sobre este caso, pero lo solicité al “nuevo presidente” y, sin embargo, hasta el cierre de esta columna no llegó.
Por ello, me quedo con las palabras del excampeón salvadoreño de tenis de mesa, José René Escobar, quien dijo hace unos días: “Es de analizar si es fogueo o turismo. ¿Quién tiene la responsabilidad? O simplemente ¿hay una malísima dirección técnica? Solo pido tener vergüenza y dar un paso al costado”.
*Los conceptos vertidos en esta columna son de exclusiva responsabilidad de quien los presenta.