@RosmeriAlfaro
Un año más los pueblos originarios conmemoraron su día, una vez más demostraron a la sociedad que existen y continúan en pie de lucha por el reconocimiento de sus identidades y derechos.
Decenas de indígenas salvadoreños retomaron el Día Internacional de los Pueblos Originarios, decretado por la ONU en 1994, para recordar a sus ancestros. Los abuelos y abuelas que ya partieron y que dedicaron hasta su último aliento por la defensa de lo que les pertenecía.
El reloj marcaba las seis de la mañana, el sonido del caracol anunciaba el amanecer. Poco a poco los naturales de Izalco, Nahuizalco y otros municipios del occidente del país se concentraban en el Llanito, “tierra sagrada en el municipio de Izalco” donde yacen los restos de miles de sus antepasados, que fueron masacrados en 1932 por reclamar sus tierras.
Con el “sut” en la cabeza, una banda en la cintura y el bastón de la autoridad espiritual en mano, los tatas y nanas realizaron la tradicional ceremonia ancestral, en la que ofrendaron semillas de cacao en agradecimiento por la lluvia, el sol, la tierra, los animales y todo lo que les rodea.
Las candelas, y listones de colores en cada vara ancestral, representaron el arcoíris, la manifestación del creador de que la vida es diversa.
Pese a los “esfuerzos” de diferentes gobernantes e instituciones, las poblaciones autóctonas continúan en la búsqueda del reconocimiento de su forma de vida y el derecho sobre sus territorios tradicionales y recursos naturales.
En El Salvador, apegados en que la población indígena, a lo largo de la historia, ha sido ignorada, la Asamblea Legislativa confirmó la modificación al artículo 63 de la Constitución, aprobada en abril de 2012.
Con 56 votos el pleno incorporó un inciso al artículo que determina que “El Salvador reconoce a los pueblos indígenas y adoptará políticas a fin de mantener y desarrollar su identidad étnica y cultural, cosmovisión, valores y espiritualidad”.
Para el alcalde del Común Rafael Latin, pese a ser reconocidos, el apoyo real no se ha visto, pasan los años y sus derechos continúan siendo violados; la ratificación no ha dado los resultados esperados, como muchas otras solo está plasmada en papel y no se ha puesto en práctica.
“Ya es tiempo que le hubieran dado vida. Decretan leyes a espaldas de nosotros. Como alcaldía del común pedimos la aprobación de la ley secundaria la cual daría luz verde para recibir beneficios que por derecho merecemos y necesitamos”, indicó.
La Iglesia católica se sumó a la celebración. El párroco de la iglesia Asunción, Izalco, Mario Alvarenga lamentó la invisibilización que por mucho tiempo han sufridos los pueblos originarios en especial el izalqueño. “Hay un reconocimiento internacional pero ha quedado en acuerdos de papel, esto hay que hacerlo realidad. Desde la masacre del 32 tratan de resurgir. Nosotros desde la doctrina social tratamos de ayudar y buscar su bienestar. Son parte de nuestra realidad, cultura e historia”, aseguró el religioso para quien deben promoverse leyes justas que reconozcan la existencia de estos pueblos y se les brinde el apoyo necesario.
“Al igual que en el pasado la lucha continua siendo dura especialmente para las mujeres en El Salvador”, así lo afirmó la secretaria de Inclusión Social Vanda Pignato en la ceremonia.
Pignato expuso que es un momento importante para solicitar al papa Francisco, a través del cardenal Gregorio Rosa Chávez, que se devuelvan los espacios sagrados a los pueblos originarios, lugares que por derecho les pertenecen y donde descansan sus ancestros. “Los tres poderes del Estado pueden promover la justicia entregándoles tierras para que cultiven, al final esa tierra les pertenece a ellos. Protejamos y aprendamos más de los pueblos originarios”, sentenció.
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