Bogotá / AFP
Unos 500 indígenas del noroeste de Colombia protestaban el lunes en Bogotá para exigirle al gobierno acciones contra la violencia en esa región, asediada por rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), disidentes de las FARC y bandas narcotraficantes.
«Con esta movilización estamos exigiendo la depuración del territorio, de los actores armados. Queremos territorios indígenas sin reclutamiento, sin narcotráfico, sin control militar, sin confinamiento, sin desplazamiento forzado», señaló a la AFP Hernando Carpio, líder indígena y vocero de la caravana que avanzaba hacia el centro de la capital.
Provenientes del convulso departamento del Chocó, fronterizo con Panamá, y tras dos días de viaje en autobús, su objetivo es reunirse con el gobierno del presidente Iván Duque para exigirle medidas frente a la «situación crítica» que vive la zona.
En el empobrecido Chocó, los «paramilitares, guerrilla del ELN, disidencias de las FARC y delincuencia común (…) diariamente se enfrentan por el control de las rutas de narcotráfico y el territorio de los pueblos Indígenas», cita un comunicado de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), que representa a los pueblos aborígenes del país.
Aunque llegaron el domingo en la noche a Bogotá, la ONIC denunció que los autobuses en los que se transportaban fueron retenidos por la policía en las afueras de la ciudad, y este lunes los manifestantes continuaron su periplo a pie.
Pese a que no fue confirmado por parte del gobierno, los líderes indígenas esperan reunirse con el mandatario colombiano el miércoles, cuando regrese de su visita oficial a Francia, donde participó en el Foro por la Paz organizado por el presidente Emmanuel Macron.
La oficina local de asuntos humanitarios de la ONU había alertado en agosto sobre la situación crítica del Chocó, donde «al menos 3.682 indígenas (751 familias)» han sido forzados a confinarse por los enfrentamientos entre narcotraficantes del ‘Clan del Golfo’ y la guerrilla del ELN.
Según manifestó entonces la organización, los pobladores sufren «desabastecimiento de alimentos», debido en gran parte a la presencia de los grupos armados, las amenazas a los líderes y los campos minados.
El ELN es la última guerrilla reconocida en Colombia tras el acuerdo que desarmó a las FARC el año pasado, cuyos diálogos de paz con el gobierno están en suspenso.
En la selvática región también actúa el Clan del Golfo, la mayor banda narcotraficante del país, compuesta por remanentes de los paramilitares de ultraderecha desmovilizados en 2006.
Sin un mando unificado, se suman a estos grupos disidencias de las exguerrilla FARC que se apartaron del acuerdo de paz y cuentan con aproximadamente 1.200 combatientes en todo el país, según inteligencia militar.
Colombia, principal productor mundial de cocaína, vive un conflicto armado que en medio siglo ha enfrentado a guerrillas, paramilitares, agentes estatales y narcotraficantes, con saldo de ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.