@arpassv
Por conservadurismo social, viagra moralismos hipócritas, temor costos políticos o por lo que sea, la mayoría de sectores y actores (políticos, institucionales) del país muestra indiferencia e indolencia frente al drama de las 17 mujeres condenadas injustamente bajo la acusación de cometer el “delito de aborto”.
Estas mujeres no tenían intención de abortar, lo hicieron accidental y espontáneamente, y algunas de ellas ni siquiera sabían que estaban embarazadas; pero fueron condenadas a penas de prisión de hasta 30 y 40 años por cometer no aborto, sino asesinatos. Las 17 mujeres y otras más que están procesadas actualmente son todas pobres y violentadas por el Estado en sus más elementales derechos: salud y educación (sexual y reproductiva), alimentación adecuada, vivienda y trabajo digno, etc.
La Fiscalía y el Sistema Judicial –incapaces de enjuiciar a violadores de los derechos humanos durante la guerra civil, ex presidentes corruptos, empresarios evasores de impuestos, jefes del crimen organizado y otras lacras de la sociedad– son especialmente implacables con estas pobres mujeres.
Por eso organizaciones feministas y de derechos humanos impulsan una campaña por el indulto de las 17 encarceladas. Sin embargo, la Asamblea Legislativa muestra poco o nulo interés en el tema, sobre todo los diputados de derecha influenciados o presionados por organizaciones ultraconservadoras como la Fundación Sí a la Vida y señoras de la alta sociedad que escriben en El Diario de Hoy.
La indiferencia y desinterés parlamentario es aún mayor cuando se plantea la necesidad de reformar las disposiciones prohibitivas del aborto. Diputados derechistas como el democratacristiano Rodolfo Parker (impulsor de la prohibición de las bodas gay y principal detractor de los derechos de la diversidad sexual) se oponen férreamente a la legalización del aborto terapéutico, ético y eugenésico.
El aborto terapéutico es necesario cuando la vida de la madre está en peligro, el aborto ético es para cuando hubo violación sexual y el aborto eugenésico se da cuando hay malformaciones congénitas en el feto. En la mayoría de países del mundo, los tres tipos de aborto son legales.
Y El Salvador debe dar este paso: por derecho de las mujeres, por humanidad, por sentido común. Para esto se necesita un abordaje serio, desprejuiciado y científico en el debate social (religioso), mediático y legislativo.
La campaña de las organizaciones sociales debería culminar con el indulto de las 17 mujeres condenadas injustamente y con la legalización del aborto terapéutico, ético y eugenésico. La secretaria de Inclusión Social, la ministra de Salud y el propio Presidente de la República deberían liderar esta discusión.