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Por Liliana Martinez-Scarpellini
Nadie, ni siquiera Tom Hanks, habría podido anticipar el éxito que se avecinaba con una franquicia que ahora está a punto de culminar con “Inferno” y que ha recaudado millones de dólares en todo el mundo adaptando los bestsellers de Dan Brown.
Se trata de la tercera entrega y el tercer trabajo de Hanks en la piel del profesor Robert Langdon, un especialista en simbología religiosa e historia que se ve envuelto en otra compleja misión para salvar al mundo de una masacre de gigantescas proporciones.
En esta ocasión, la historia se centra en la ciudad italiana de Florencia, donde Langdon se despierta en la habitación de un hospital tras haber perdido la memoria. El profesor no puede recordar lo sucedido unos días antes, cuando comenzó a investigar una trama a gran escala relacionada con una obra de arte y su significado sobre el infierno.
Para su sorpresa, Langdon aparece en la grabación del robo de la obra en la que radica la clave para evitar una masacre que pretende acabar con la mitad de la población mundial. Landgon vuelve a recurrir a su instinto y a su amplio conocimiento en semiótica para descifrar el entuerto, acompañado esta vez por la actriz Felicity Jones y por un reparto que completan Omar Sy, Sidse Babett Knudsen, Ben Foster y Irrfan Khan.
Al frente de la película está un viejo amigo de Hanks, Ron Howard, que ya se encargó de dirigir las dos primeras entregas y que atribuye gran parte del éxito de la saga a la imaginación de Dan Brown. “Siempre es un misterio saber si va a funcionar una película aunque hayan tenido éxito las anteriores secuelas, pero la ventaja con ésta es contar con los libros de Brown”, explicó el realizador en una entrevista reciente.
“Brown es muy inteligente, un humanista que ha sido capaz de tocar botones que crean controversia y que al mismo tiempo convertirlos en un misterio, en un thriller”. Después, siempre está la idea actual que plantea, según explica Howard, algo que hace pensar y sobre lo que todo el mundo tiene algo que comentar, en este caso el exceso de población del planeta.
Hanks, por su parte, asegura que “en la cabeza de Langdon pasan tantas cosas que el desarrollo de la trama es mucho más complicado que en las cintas anteriores. Hay veces que mi cabeza estaba a punto de estallar al final del día”.
Pero coincide con Howard en las habilidades de Brown. “Es capaz de tomar esas cuestiones de fe y teología y convertirlas en algo tan grande que todos tenemos una opinión al respecto. En este caso estamos hablando del infierno, sobre qué pasa ahí abajo”.
El objetivo de esta tercera entrega, además de entretener y alimentar a los millones de fans de las adaptaciones cinematográficas de Brown, es tratar de igualar las marcas en taquilla de las anteriores entregas. La primera, basada en una de las novelas más vendidas de todos los tiempos, “El código Da Vinci”, logró ingresar 758 millones de dólares en todo el mundo, y “Ángeles y demonios” tampoco lo hizo mal, con 485 millones.
Para esta tercera entrega, las cosas se complicaron al coincidir la fecha original de estreno con la séptima entrega de la saga de “Star Wars”, lo que hubiera limitado mucho las opciones de éxito en taquilla. Por eso los estudios decidieron trasladarla a esta época del año donde el público busca títulos más selectos en cartelera, aunque sea un filme claramente alejado de aquellos que huelen a premio.
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