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Londres / AFP
Clara Wright
Varios miles de manifestantes perturbaron la circulación el lunes en Londres para reclamar un «estado de emergencia ecológica», en el primer día de una acción que debe llevarse a cabo toda la semana en 80 ciudades de 33 países.
Estos activistas, convocados por el movimiento Extinction Rebellion, se congregaron en varios lugares de la capital británica, muy concurridos, como el puente de Waterloo u Oxford Street, o cerca de símbolos del poder político, como el Parlamento y la sede del gobierno.
«Por cada día de bloqueo, la presión contra el gobierno se va a intensificar. El número de días que vamos a aguantar es un elemento clave», declaró a la AFP Larch Maxey, uno de los portavoces del movimiento.
Este activista espera que la acción desencadenará en una reunión con el gobierno: «Si no responden a nuestras demandas, continuaremos dando fuelle a la movilización».
En los extremos del puente de Waterloo, más de un millar de militantes, algunos de ellos disfrazados, bloqueaban la circulación a media jornada, y solo dejaban pasar bicicletas o skateboards.
Cientos de personas aprovecharon para almorzar al aire libre, en una ambiente festivo, en medio de puestos de comida y música de fanfarria.
«Hemos intentando con peticiones, marchas, cartas, informes, reuniones e incluso acciones directas, pero las emisiones mundiales (contaminantes) siguen aumentando», explicó en un comunicado Extinction Rebellion, un movimiento internacional que llama a la desobediencia civil sin violencia contra la inacción climática.
Para esta organización, se tiene que «transformar un sistema que, incluso de forma involuntaria, está destruyendo nuestro planeta».
«No tenemos un planeta B», se puede leer en algunas de las pancartas de las manifestaciones, entre banderas de colores, con el logo de la organización.
La ocupación de diferentes lugares en la capital británica tendría que prolongarse durante esta noche y los manifestantes acampar cerca de Hyde Park.
Una de las participantes, Manda Brookman, de 53 años, de Cornualles (suroeste de Inglaterra), asegura que está «dispuesta a ser detenida por el bien de sus hijos».
A su lado, su hija Ruby, de 22 años, que trabaja con refugiados, explica que ya vio a «gente emigrar debido al cambio climático, por la sequía en el este de África hace algunos años, o por los recientes huracanes en Zimbabue».
La sede de la petrolera Shell también fue blanco de los manifestantes, que acusaron a la compañía de «ecocidio», la «destrucción de ecosistemas», asimilables según la organización a un «crimen contra la humanidad».
Los activistas rompieron las puertas acristaladas de acceso al edificio, colgaron una pancarta en la que se podía leer «Shell knows» (Shell está al corriente) y escribieron la palabra «mentiras» en la fachada. Cinco personas fueron detenidas, según el movimiento.
Extinction Rebellion anunció que en el marco de su «rebelión internacional» las acciones se llevarían a cabo en 80 ciudades en 33 países, hasta el 22 de abril.
En España, por ejemplo, activistas impidieron que los vehículos entraran en la sede de la compañía petrolera Repsol en Madrid.
En Berlín, se produjeron varias manifestaciones pacifistas, entre ellas una delante del Bundestag, donde militantes, en su mayoría jóvenes, pedían «rebelarse para la próxima generación». El acceso al puente de Oberbaumbrücke, que une el este con el sur de la ciudad también fue bloqueado durante dos horas.
Entre otras acciones, está previsto bloquear carreteras el martes y el miércoles en Viena, o el viernes en París, un «cámping sin violencia» en Melbourne, ante el parlamento del Estado de Victoria (sudeste de Australia) a partir del martes por la noche, y una concentración en Washington el domingo.
