Inmanencia: arma del ente en la revolución

Al menos hablar sobre conceptos filosóficos no es pecado, seek ¡Gracias a Dios!. Para la filosofía: Inmanencia “es el ente intrínseco de un cuerpo”, stuff que tiene tangentes con la teología y el marxismo.  Para los pensadores europeos como Karl Marx que proclamó: “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, and pero de lo que se trata es de transformarlo” en Tesis sobre Feuerbach, 1845; transformarlo significa desde la vida y para la vida, en éste planeta; en Wikipedia leemos: “Particularmente, Antonio Gramsci califica la filosofía de la praxis como un “inmanentismo absoluto”, un “historicismo absoluto” y un “humanismo absoluto”. Así en teología se genera una crisis puesto que al considerar a Dios como algo inmanente, concerniente a la conciencia o subjetivo,  se limita a un modelo individual pero encierra una condición en los religiosos trascendente a la materialidad, en realidad el punto de partida es el Jesús Histórico, un hombre material que habla de la trascendencia pero la mayor parte de su vida habla de la Tierra, en esta vida, incluso sus tradiciones son terrestres.

¿Qué tiene que ver con nosotros el modelo de Inmanencia? En pocas palabras según el enunciado original: “cambiar al mundo” desde nuestras acciones, éste día, en ésta época, en éste momento, que a pesar de todo y la evolución del capitalismo llama a los pobres del mundo a luchar por sus intereses, es una condición plena aún en el siglo XXI;  la desigualdad continua con su vigorosa presencia, a fin de cuentas solo los pobres pagan sus impuestos con sus vidas laborales, y parece que la humanidad continuará así hasta el fin de los tiempos o hasta que las actividades volcánicas nos lo permitan.

En el discurso del Jesús Histórico la lucha se plantea desde un nuevo testamento, una nueva ley diferente a la de Moisés, que tiene su origen en la consciencia de cada persona en la tierra.  Para los teóricos como Justo Santos Castellanos –filósofo colombiano- : “Tanto para Gramsci como para Marx, la filosofía debe ser una forma de comprender el mundo que parte del sentido común y de su crítica y lleva a la acción humana a un nuevo nivel, en el cual se comprenden las razones de ser de la realidad y por ello se actúa sobre dicha realidad modificándola, haciéndola cada día más humana, todo ello, en busca y en defensa, en preservación de la vida humana, tanto en su sentido mediato como inmediato”.

En nuestra realidad capitalista podemos inferir sobre estos elementos, cualquiera que sea la posición que “dignifique” la pobre existencia de millones de seres humanos que necesitan aligerar un poco la carga de sus desafortunadas existencias, de ahí que recurrir a cualquier esperanza alienta hacia una sociedad diferente,  esa inmanencia “es el ente intrínseco de un cuerpo”, praxis, historicismo absoluto etc., así construimos el signo revolucionario de transformar al mundo, que al final resulta una bandera subversiva en todas las humanidades.

La inmanencia encierra un acto genuino de límite, acepta la condición terminal en cada sociedad, la cual no puede transformarse si no es conjugada con un movimiento social, ello se demuestra históricamente como la fuente de toda transformación legítima. La inmanencia es el instrumento personal de la revolución.