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Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
La Organización Panamericana de la Salud retomó el nuevo informe de Naciones Unidas (ONU), que señala que 43, 2 millones de personas sufren hambre en América Latina y el Caribe, y por ende en El Salvador, para este año 2023. Y que la inseguridad alimentaria continúa en aumento.
El informe de la ONU señala que hay aumento del registro de “sobrepeso y obesidad mayores a la estimación mundial”, los que suelen estar asociados a comida chatarra o dietas carentes de alimentos nutritivos.
“El informe Panorama 2023 indica que pese a detenerse la tendencia al alza en el último período, los niveles de hambre en la región, continúan por sobre las cifras de 2019, previo a la pandemia del COVID 19, además el 8,6% de los menores padecen sobrepeso”, informó la OPS.
“El informe Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2023, señaló, que el 6,5% de la población de América Latina y el Caribe, sufre hambre es decir 43, 2 millones de personas”, reiteró.
En cuanto a Mesoamérica los datos registraron que 9,1 millones de personas padecieron hambre en 2022, lo que significa una prevalencia del 5,1%, aunque esta cifra no da cuenta de variaciones significativas respecto a mediciones anteriores. El Salvador es pare de Mesoamérica.
Mientras, en el Caribe, el informe advierte que en esta subregión el escenario es diferente, en donde 7,2 millones de personas experimentaron hambre en 2022, con una prevalencia de 16,3%, en comparación con el año 2021, que aumentó en 700 mil personas. Entre 2019 y 2022, el incremento fue de un millón de personas, siendo la prevalencia más alta en Haití.
“Las cifras de hambre en nuestra región continúan siendo preocupantes. Vemos como cada vez nos alejamos más del cumplimiento de la Agenda 2030, y no logramos mejorar aún las cifras previas a la crisis previas a la crisis desatada por la pandemia de COVID 19”, aseguró Mario Lubetkin, subdirector General y Representante Regional de FAO para América Latina y el Caribe.
“Nuestra región tiene desafíos persistentes como la desigualdad de pobreza y el cambio climático, que han revertido al menos en 13 años el progreso en la lucha contra el hambre. Este escenario nos obliga a trabajar de manera conjunta y actuar cuanto antes”, reiteró.
Lola Castro, directora regional del Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés), afirmó que era “necesario mantener a las personas en el centro del conjunto de soluciones frente a la inseguridad alimentaria y la mal nutrición”, y apeló, particularmente, al contexto actual de “emergencia climática”.
“Estamos promoviendo acciones que protegen a las personas más vulnerables y transforman los sistemas alimentarios, para que sean más resilientes, además de acompañar los esfuerzos a través de políticas públicas holísticas para promover dieta saludables y asequibles”, expresó Castro.
El informe también plantea que en el año 2022, alrededor de 247,8 millones de personas en la región “experimentaron inseguridad alimentaria de moderada a grave”, es decir, se vieron obligados a reducir la calidad o cantidad de comida que consumieron e incluso en algunos casos se quedaron sin comida, pasaron hambre y, en casos extremos pasaron días sin comer, que deterioró su salud y bienestar en un grave riesgo.
“En Sudamérica, más de un tercio (36,4%) de la población sufrió de inseguridad alimentaria moderada o grave. En Mesoamérica, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave alcanzó el 34,5% en 2022, que representó un aumento de 0,4 puntos porcentuales , ó 1, 3 millones de personas adicionales, en comparación al año 2021”, indica el informe.
En cuanto al informe de Naciones Unidas, retoma que las “desigualdades que se registran en América Latina y el Caribe tienen un “impacto significativo en la seguridad alimentaria de las personas más vulnerables”, que lleva a que predomine la inseguridad alimentaria moderada o grave, afectando más a las mujeres que a los hombres, y reconoce que pese a una disminución de la brecha en la región aún es de 9,1 puntos porcentuales, que es la mayor brecha en el mundo.
Rossana Polastri, directora regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas (FIDA), para América Latina y el Caribe, manifestó que en el año 2022 la inseguridad alimentaria moderada o grave en las zonas rurales fue de 8,3 puntos porcentuales, mayor que en áreas urbanas.
“Una vez más, son las poblaciones rurales quienes se están quedando atrás, y por eso debemos priorizarlas en los programas y políticas públicas”, acotó Polastri.
Sobre el desafío de la “malnutrición” en la región y el Caribe, el director de la OPS, Jarbas Barbosa, comentó que se están enfrentando cada vez, con más fuerzas el “complejo problema de la mala nutrición “ que abarca la desnutrición, el retraso del crecimiento, emaciación infantil y carencias de vitaminas y minerales, así como el sobrepeso y la obesidad.
El informe detalla que la región experimentó un aumento en la prevalencia del sobrepeso en niños y niñas menores de 5 años, entre 2000 a 2022. Y en prevalencia de obesidad en adultos entre 2000 y 2016, que supera en ambos casos al promedio mundial.
“El sobrepeso y la obesidad son un creciente desafío, responsables aproximadamente 2,8 millones de muertes, por enfermedades no transmisibles en 2021 en las Américas”, dijo el director Jarbas Barbosa.
“En los últimos 50 años, las tasas de sobrepeso y obesidad se triplicaron, afectando al 62.5% de la población en la región, es preocupante la prevalencia regional de sobrepeso en niños, niñas y adolescentes que se ubica en el 33,5%, mayor al promedio mundial. Es urgente avanzar en la transformación de los sistemas alimentarios para garantizar alimentación saludable para todos”, expresó el director de la OPS.
