José Guillermo Mártir Hidalgo
Para el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, la pérdida de control sobre las emociones irriga totalmente nuestras vidas. Pues estas, gobernadas por las regiones más arcaicas del cerebro, nos arrastran a la guerra o al amor. En su obra “Inteligencia emocional” asegura que podemos canalizar las emociones hacia el bien o hacia el mal1. A ese conjunto de habilidades de autocontrol, entusiasmo, perseverancia y capacidad de motivarse a uno mismo, las cuales se pueden enseñar, le llamo inteligencia emocional.
De nuestros pensamientos y sentimientos dependen nuestras decisiones y acciones. Pero cuando nuestras emociones nos arrastran, la inteligencia se ve desbordada. Cada emoción predispone a un tipo diferente de respuesta: el enojo genera la energía necesaria para emprender acciones vigorosas. El miedo a reconocer la amenaza inmediata y evaluar la respuesta más apropiada. La felicidad hace que el entusiasmo recupere al cuerpo de emociones perturbadoras. El amor activa el sistema nervioso parasimpático opuesto a las repuestas lucha-huida.
Todos tenemos una mente racional y una mente emocional interactuando y construyendo nuestra vida mental. Pero cuando aparecen las pasiones el equilibrio se rompe y la mente emocional desborda a la mente racional. La mente emocional, la región más primitiva del cerebro, está localizada en el tallo encefálico y en la estructura límbica de la amígdala, es anterior a la mente racional, localizada en la neocorteza. Las explosiones emocionales pueden propiciar un secuestro neuronal, antes de que la neocorteza pueda darse cuenta de lo que está sucediendo y si la respuesta es la adecuada.
A través de la vía secundaria y más corta, Tálamo con Amígdala, la segunda recibe las señales de los sentidos y emite una respuesta antes de ser registrada por la neocorteza. La vía larga neuronal se da cuando la neocorteza interpreta las señales y envía órdenes al sistema límbico y a las vías eferentes, para una respuesta apropiada. La amígdala puede llevarnos a actuar antes que la neocorteza despliegue sus planes de acción. Habitualmente las áreas prefrontales gobiernan nuestras reacciones emocionales. El lóbulo prefrontal derecho es la sede de los sentimientos negativos y el lóbulo prefrontal izquierdo los tiene a raya inhibiéndolos.
Goleman asevera que el coeficiente intelectual tiene poco que ver con el grado de satisfacción que una persona alcanza en las diversas facetas de su vida. Howard Gardner nos habla de las inteligencias múltiples: capacidad verbal, actitud lógico-matemática, capacidad espacial, talento kinestésico, dotes musicales, inteligencia interpersonal e inteligencia intrasíquica. Un aspecto de la inteligencia emocional es la inteligencia social, nos permite afrontar los imperativos prácticos de la vida como comprender las necesidades ajenas y actuar sabiamente en las relaciones humanas. Las cinco competencias de la inteligencia emocional, según Peter Salovey, son conocimiento de las propias emociones, capacidad de controlar las emociones, capacidad de motivarse uno mismo, reconocimiento de las emociones ajenas y control de las relaciones.
Toda persona es el resultado de la combinación de coeficiente intelectual e inteligencia emocional. Los individuos puros, alto coeficiente intelectual y elevada inteligencia emocional, son caricaturas. Una vida carente de pasión es una tierra yerma escindida de la fecundidad de la vida misma, pero, una expresión desenfrenada entra en el campo de lo patológico. El dominio de uno mismo es la capacidad de afrontar los avatares del destino y emanciparnos de la “esclavitud de las pasiones”. Una habilidad vital fundamental es el arte de calmarse a uno mismo, incluso, con ayuda farmacológica. La apertura mental permite detener la escalada de rabia. Hay que darnos permiso que el enfado vaya enfriándose. La excitación adrenocortical puede durar horas e incluso días, por lo que el cerebro emocional está predispuesto a la excitación por las razones más insignificantes. Expresar abiertamente el enfado es una de las peores maneras de tratar de aplacarlo. Estrategias para aliviar el enfado pueden ser retirarse y quedarse a solas y el ejercicio activo.
La ansiedad se centra en la amenaza y obliga a la mente a buscar obsesivamente una salida, esto puede desembocar en arrebatos nerviosos. Para cambiar el circuito vicioso de la preocupación hay que cambiar el foco de la atención. Hay que aprender alguna técnica de relajación. La depresión no es útil por sus manifestaciones de postración. La técnica más extendida para combatir la depresión son las actividades sociales como aerobics, actividades de voluntariado e incluso la oración. Quienes logran controlar sus emociones pueden utilizar la ansiedad anticipatoria para motivarse a sí mismos. Igualmente, un estado ligeramente eufórico es óptimo. Los estados de ánimo positivos aumentan la capacidad de pensar. La esperanza y el optimismo pueden aprenderse. El flujo es un grado superior de control de las emociones, al servicio del rendimiento y el aprendizaje.
La empatía es la capacidad de sintonizar emocionalmente con los demás. El grado de empatía está relacionado con la educación que los padres proporcionan a sus hijos. La actitud empática está ligada a los juicios morales, hay una relación evidente entre empatía y altruismo. La empatía puede sustentar la acción ética. Por tanto, los elementos que componen la inteligencia interpersonal son: organización de grupos, negociar soluciones, conexiones personales y análisis social.
La inteligencia emocional tiene un papel decisivo en la supervivencia de la pareja. La diferencia entre las parejas que mantienen una relación saludable y aquellas otras que no la tienen es la presencia o ausencia de vías que ayuden a disolver las desavenencias conyugales. Los ejecutivos tienen temor a la empatía y a expresar compasión por los compañeros de trabajo pues creen que interferirán con los objetivos de la empresa. Por el contrario, las habilidades básicas de la inteligencia emocional son importantes para el crecimiento y supervivencia de las organizaciones.
Además hay un vínculo fisiológico directo entre las emociones y el sistema inmunológico. El estrés y las emociones negativas debilitan la eficacia de distintos tipos de células inmunológicas. Los pacientes optimistas se recuperan mucho antes y sufren menos complicaciones. De igual forma los pacientes que han recibido apoyo psicológico, sobreviven el doble de tiempo que aquellos que afrontan a solas su enfermedad.
La vida familiar es la primera escuela de aprendizaje emocional. Hay tres estilos parentales inadecuados: ignorar los sentimientos, el estilo laissez-faire y menospreciar los sentimientos del niño. Los acontecimientos traumáticos implantan recuerdos en la amígdala. Estos interfieren en el reaprendizaje de una respuesta normal ante acontecimientos traumáticos. El tratamiento a sujetos afectados por un trauma es recuperar cierta sensación de seguridad, recordar detalles del trauma, atravesar el duelo por lo perdido, restablecer la vida normal y remodelar los hábitos emocionales. El lóbulo frontal izquierdo es temperamentalmente alegre y el lóbulo prefrontal derecho es proclive a la negatividad. El reaprendizaje emocional, a través de la psicoterapia, puede cambiar las pautas emocionales y remodelar nuestro cerebro.
La escuela es la institución de la comunidad en la que se pueden corregir las carencias emocionales y sociales del niño. El Movimiento de Alfabetización Emocional internaliza la educación afectiva a través de programas escolares de prevención de problemas concretos: tabaco, drogodependencia, embarazo infantil, absentismo escolar y violencia infantil.
HABILIDADES EMOCIONALES EN LA POLÍTICA
La campaña electoral se dirige a conquistar el cerebro emocional de los electores2. Un político gana una elección porque imprimió emoción, pasión, sentimiento, euforia y alegría en su campaña electoral. Pero desbordar emociones ya no es tan importante a la hora de gobernar. Gobernar exige conductas diferentes a las de la campaña electoral. Se requiere sobre todo inteligencia emocional. Si el gobierno solo actuara de manera razonable tendríamos un gobierno monótono, aburrido, con enfado, frío, calculador y rutinario. Y si el gobierno solo actuara con la emoción tendríamos un gobierno que divierte, entretiene, atrae y seduce. Los actos del gobernante exigen que los dos cerebros, el racional y el emocional, trabajen armoniosamente y así se sentirán bien el gobernante y los gobernados. Para el psicólogo español Andreu Gatuellas3, las habilidades emocionales son importantes en el ejercicio de la política. Informa que hay tres grupos de políticos españoles: el primer grupo, incompetentes emocionales, incapaces de identificar y predecir las emociones de los demás. El segundo grupo, los irresponsables, capaces de percibir y predecir emociones, pero no le dan importancia. El tercer grupo, los egoístas y malévolos, perciben y predicen emociones y las usan a favor de sus intereses. Gatuellas menciona que utilizando las cuatro habilidades emocionales propuestas por Peter Salovey y John Mayer se pueden explicar procesos como el proceso independentista de Cataluña: percepción emocional, asimilación emocional, comprensión emocional y regulación emocional. El Partido Popular cero en inteligencia emocional y el pueblo catalán, diez en inteligencia emocional.
Juan Carlos Hidalgo4, analista de políticas públicas del Cato Institute, expresa que el político medio español es un analfabeto emocional. Hay una distancia afectiva que no trasmite credibilidad. Un líder puede ser analítico y cerebral, para convencer hay que entusiasmar y conectar emocionalmente con los demás. La campaña electoral pone el foco en las habilidades sociales del político pero los políticos más creíbles son los más emocionalmente inteligentes y menos hábiles socialmente.
EL CEREBRO DEL VOTANTE
El consultor político mexicano Mauricio García5 asegura que, en el fondo, el voto es un asunto emocional: la decisión que tomamos es siempre con el corazón y a veces con el hígado. Las campañas políticas exitosas son capaces de generar tres emociones: orgullo, esperanza y confianza. Que los simpatizantes quieran gritar a los cuatro vientos que van a votar por tal candidato. Que el candidato represente la luz al final del túnel que la ciudadanía necesita. Que el candidato sea creíble, eso pasa porque sea limpio y haga limpieza, que sea inflexible ante la corrupción y sugiera soluciones donde los ciudadanos ven problemas. En el editorial “Cambiar la correlación”, la Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador” (ARPAS) sostiene que hay que cambiar la correlación parlamentaria en las próximas elecciones6 para superar el bloqueo de la derecha oligárquica y aprobar las leyes que realmente necesita el país. Y aunque la izquierda es más empática con el pueblo, hay que tener candidatos que califiquen en la decisión de voto. Estos son aquellos que aprueban todos los checklist del cerebro del votante. El cual es selectivo, exigente y filtra a los candidatos. ¿Este candidato me habla a mí? ¿Se refiere a mis problemas? ¿Tiene soluciones creíbles a mis problemas? ¿Es el candidato apropiado para el cargo? ¿Qué capacidades tiene que lo distinguen de otros? ¿Qué posición ocupa en mi escala mental? y ¿por qué tengo que creerle y tenerle confianza? El psicólogo y consultor político uruguayo Daniel Eskibel indica7 que la estrategia de la campaña electoral debe lograr la mayor sintonía con el funcionamiento del cerebro del votante: público objetivo, describir el problema principal, elaborar la solución, resaltar los aspectos más valiosos de la personalidad del candidato, construir al candidato como marca, definir la posición que el candidato ocupa en la mente del votante y realizar acciones de comunicación, para restaurar o fortalecer la confianza del elector con el candidato.
1 Goleman, Daniel. Inteligencia Emocional. En: www.itvalledelguadiana.edu.mx/librosdigitales/maslibros/Goleman%20Daniel%20-%20Inteligencia%20Emocional.PDF.
2 La inteligencia emocional y la política en los gobiernos. En: http://revistaperfiles.org/index.php/editorial/opinion/22-la-inteligencia-emocional-y-la-política-en-los-gobiernos.
3 Gatuellas, Andreu. Inteligencia emocional aplicada al ámbito político. En: somosincreibles.com/2017/10/07/inteligencia-emocional-aplicada-al-ambito-politico/.
4 Hidalgo, Juan Carlos. Los políticos suspenden en inteligencia emocional, salvo los emergentes. En: http://www.efesalud.com/los-politicos-suspenden-en-inteligencia-emocional-salvo-los-emergentes/.
5 García C., Mauricio. Las campañas exitosas tienen una esencia: son capaces de generar tres emociones: orgullo, esperanza y confianza. En: http://elrespetable.com/2017/08/13/campanas-con-inteligencia-emocional/.
6 Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador (ARPAS). Cambiar la correlación. En: www.diariocolatino.com/cambiar-la-correlacion/.
7 Eskibel, Daniel. 7 criterios para que tu estrategia política conecte con el cerebro del votante. En: https://maquiaveloyfreud.com/cerebro-del-votante-checklist/#more-37312.
Debe estar conectado para enviar un comentario.