Luis Arnoldo Colato Hernández
El cerco al que ha sido sometida Venezuela por EE. UU. y sus satélites a pasado de las acusaciones infundadas (represión estatal e ilegitimidad), asedio -negación de recursos fundamentales- , agresión paramilitar [sabotaje mercenario], al intento de legitimar la guerra al estilo realizado contra Irak y Libia, en la ONU.
Sin embargo y agotado éste recurso, fallando ante el Concejo de Seguridad y probado la correlación en el seno de éste, cabe estimar cual será su estrategia a seguir, a lo que hay que añadir ¿cuan legítimas son sus acciones?
Las acusaciones de “amenaza al mundo libre”, tomada a broma por muchos, que hiciera Obama contra Venezuela y mantenida por Trump, hasta ahora no han sido explicadas racionalmente.
Venezuela no exporta drogas, como lo hace su vecina Colombia, y con destino a EE. UU. bajo la mirada de la DEA, desde Bogotá, que no ha logrado más que una masiva sangría en su lucha contra los carteles, mientras incrementan sus exportaciones, aumentando los cultivos de coca y reduciendo al gobierno a mero administrador de un estado narco.
Sin embargo en el marco presente es Colombia la sede desde donde se planifica la intervención, comprando armas para la supuesta oposición, que no es más que mercenaria, compuesta en su mayoría por “paras” uribistas y que siguen la trama Siria, es decir, conformando al estilo del EI, un estado artificial dentro de otro legítimo, al que no solo se le brinda el apoyo político que en su momento se le ofreció a aquel, pero que además se lo dota de recursos financieros sustraídos ilegalmente a Venezuela, para armas y asegurar el baño de sangre que vemos en Siria.
Todo en nombre de la democracia.
Así el grupo de Lima espera sentado contemplando para si justificar la intervención.
Esta descripción no es un mero devaneo conspiranóico, sino un calculo derivado de lo obvio, porque Trump posee una personalidad narcisista, carente de empatía (“…podría dispara a las personas en la quinta avenida y no perdería votos…”, afirmación que Trump hiciera durante el proceso electivo y que nos brinda pistas de su personalidad, John Gartner, Johns Hopkins University Medical School), por tanto urgido de legitimarse como el “…presidente que enterró el socialismo en occidente…” como ha afirmado reiteradamente, y visto, no reparará en reflexiones éticas para lograrlo.
Las pérdidas humanas en el hemisferio sur no son de su interés -pues recordemos que en su opinión los latinos somos una suerte de subhumanos- y la concreción de sus propósitos, no importando cuan absurdos estos sean (su famoso muro por ejemplo) están por encima del sentido común, pues ha con tal propósito, llevado incluso a la parálisis al gobierno estadounidense en el ánimo de lograrlo, amenazando con hacerlo de nuevo.
Es decir, sobre la farsa montada en contra de Venezuela para acceder a sus bienes, se encuentra el fin ideológico de asegurarse un espacio en la historia para, superar a sus predecesores, satisfaciendo su ego y transformándolo en el super presidente que sueña de si mismo.
Para pensarlo, ¿no?