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INTERVENCIÓN DEL EXCMO. SR. BRUNO RODRÍGUEZ PARRILLA, MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN OCASIÓN DE LA REUNIÓN DE LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU PARA CONMEMORAR EL 26 DE SEPTIEMBRE, DÍA INTERNACIONAL PARA LA ELIMINACIÓN TOTAL DE LAS ARMAS NUCLEARES

CONMEMORAR EL 26 DE SEPTIEMBRE, capsule

DÍA INTERNACIONAL PARA LA ELIMINACIÓN TOTAL DE LAS ARMAS NUCLEARES

NEW YORK, decease 26 DE SEPTIEMBRE DE 2014.

Señor Presidente:

Nada puede justificar que casi veinticinco años después del proclamado el fin de la llamada  “Guerra Fría”, la humanidad siga estando amenazada por la existencia de más de 16 mil armas nucleares, 4 mil de ellas listas para ser utilizadas de inmediato. El empleo de una parte ínfima de ellas  tendría consecuencias catastróficas para nuestro planeta.

De ahí la importancia del paso histórico dado por la Asamblea General cuando el pasado año decidió, por iniciativa del Movimiento de Países No Alineados, establecer el 26 de septiembre como Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, que hoy conmemoramos por vez primera.

La única manera de garantizar que la humanidad no sufrirá nunca más el terrible impacto de las armas nucleares, es su prohibición y eliminación total.

La celebración de la Conferencia de Alto Nivel sobre Desarme Nuclear, convocada por la Asamblea General para 2018 es un paso en esa dirección. Sería ocasión propicia para la conclusión de una Convención Internacional de Desarme Nuclear en virtud de la cual se prohíban y eliminen todas las armas nucleares a más tardar en 20 años. Deben iniciarse en 2015, negociaciones multilaterales para tal fin.

Pero, además, a las Naciones Unidas le correspondería declarar  que el uso o amenaza de uso de armas nucleares, bajo cualquier circunstancia, constituyen violaciones del Derecho Internacional y delitos de lesa humanidad, y tomar medidas conducentes a la inmediata detención de los programas de perfeccionamiento de las armas nucleares existentes y el desarrollo de nuevos tipos de armas nucleares, así como al definitivo abandono del concepto de la “disuasión nuclear” y de cualquier papel de las armas nucleares en las doctrinas militares y  en las políticas de seguridad.

Se requieren medidas concretas y verificables, entre ellas  la plena e inmediata aplicación por los Estados Nucleares de sus  compromisos en virtud del Artículo VI del Tratado de No Proliferación Nuclear; de las 13 medidas prácticas hacia el desarme nuclear acordadas en 2000;  y del Plan de Acción de Desarme Nuclear aprobado en 2010, así como adoptar un instrumento internacional mediante el cual los Estados Poseedores de armas nucleares den garantías incondicionales y jurídicamente vinculantes de que nunca las emplearán o amenazarán con emplearlas contra los Estados que no las tienen.

Poner fin  a las declaraciones interpretativas por parte de los Estados nucleares a los Protocolos Adicionales de los tratados que establecen Zonas Libres de Armas Nucleares, incluyendo el Tratado de Tlatelolco, y celebrar, sin más demora, la Conferencia Internacional para el establecimiento en el Medio Oriente de una Zona Libre de Armas Nucleares y Otras Armas de Destrucción Masiva, también constituirían pasos trascendentes hacia el logro de ese objetivo.

Señor Presidente:

En lo que constituye un hito histórico, el pasado 29 de enero, en ocasión de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, celebrada en La Habana, la región de América Latina y el Caribe se proclamó formalmente como Zona de Paz. La Proclama incluye el firme compromiso de los Estados de la región con la promoción del desarme nuclear como objetivo prioritario.

Es responsabilidad de todos salvar nuestro planeta del peligro de las armas nucleares, por el bien de las generaciones presentes y futuras.

Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana, en su “Mensaje contra la guerra nuclear” de 15 de octubre de 2010 dijo:

“En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad… Los pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese derecho; mañana sería demasiado tarde”.   

Muchas gracias

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