AFP
¿Jugada de póker o bloqueo persistente? El socialista Pedro Sánchez carece de momento de los apoyos para ser investido presidente del gobierno español la semana próxima, aunque no puede excluirse un acuerdo in extremis con la izquierda radical de Podemos.
El presidente saliente y candidato a un segundo mandato dio un puñetazo en la mesa el jueves, al vetar la entrada en su futuro gobierno de Pablo Iglesias, líder de Podemos, con el que dice tener «desavenencias muy importantes».
Pedro Sánchez, vencedor de las legislativas del 28 de abril sin mayoría absoluta, con 123 de los 350 escaños de la cámara baja, necesita sin embargo a los 42 diputados de Podemos para continuar al frente del ejecutivo.
Igualmente necesitará los de varios partidos regionales y, según los anuncios hechos por las distintas formaciones, a una parte del independentismo catalán.
Con las negociaciones con Podemos en alto, Sánchez no tiene de momento los apoyos suficientes de cara a la investidura, que prevé dos votaciones: una primera el martes, donde necesitará una mayoría de 176 síes, y una segunda el jueves, en la que le bastan más síes que noes, y donde las abstenciones cuentan a su favor.
– Podemos, sin «líneas rojas» –
Tras su varapalo en las últimas legislativas, donde pasó de 71 a 42 diputados, Podemos espera mantenerse a flote acoplándose a un gobierno de coalición con el PSOE. Una posibilidad que convirtió en exigencia.
El veto de Sánchez a Iglesias cayó así como un jarro de agua fría, pero con los canales de comunicación abiertos, ambos partidos enviaron este viernes señales de que es posible un entendimiento.
La pregunta es cuándo: si la semana próxima, en el mejor de los casos, o de aquí al 23 de septiembre, cuando expira el plazo para formar gobierno y evitar una repetición electoral el 10 de noviembre.
«Hay que tener paciencia con el PSOE, y nosotros la vamos a seguir teniendo», dijo Iglesias a la prensa local. «Si no es en julio, será en agosto o en septiembre» el acuerdo, añadió.
La número dos del Partido Socialista, Adriana Lastra, reiteró que «el escollo es Pablo Iglesias», pero animó a que «hablemos de la participación [en el futuro gobierno] de otros miembros de Unidas Podemos, reconocidos».
Esto abriría a la puerta a figuras como la número dos de Podemos y pareja de Iglesias, Irene Montero, o el dirigente Pablo Echenique, quienes también abrieron ventanas de oportunidad.
«No tenemos ninguna línea roja para negociar con el Partido Socialista», insistió Montero, quejándose no obstante de que el veto a Iglesias «no parece la mejor forma de querer pactar».
«Vamos a poner por delante los intereses de país» apuntó Echenique, esperanzado en un «acuerdo de coalición sensato con el Partido Socialista».
– La posible repetición electoral, «un drama» –
Las relaciones son complicadas entre ambas formaciones. En 2016, Sánchez intentó sin éxito negociar un acuerdo con Podemos para convertirse en jefe de gobierno. Poco después, la izquierda radical votó no a la investidura del socialista, apoyado por los liberales de Ciudadanos.
El bloqueo acabó precipitando una repetición electoral en junio de 2016.
La politóloga Cristina Monge, de la Universidad de Zaragoza, no cree sin embargo que ahora vaya a repetirse ese escenario.
«No hay que descartar nada, pero yo sigo diciendo que no interesa a nadie. Estoy convencida de que de una forma u otra, se conseguirá una forma de acuerdo», indicó a AFP.
Oriol Bartomeus, politólogo en la Universidad Autónoma de Barcelona, añade que la opción de ir de nuevo a las urnas «sería un auténtico drama» para la credibilidad del sistema político español.
Ante el riesgo de bloqueo, Sánchez ha pedido a la derecha que facilite su investidura absteniéndose en la segunda votación, aunque tanto el Partido Popular como Ciudadanos han dicho que no lo harán.