Teherán / AFP
Marc Jourdier
Irán desmintió categóricamente el viernes que Estados Unidos destruyera uno de sus drones en el estrecho de Ormuz, tal como afirmó el presidente Donald Trump, y calificó sus afirmaciones de «delirantes».
El jueves, el presidente estadounidense aseguró que un navío de su país, el «USS Boxer», habría destruido un dron iraní que se acercaba peligrosamente en el estrecho de Ormuz.
«Afirmaciones delirantes y sin fundamento», reaccionó el general de brigada y portavoz de las fuerzas armadas iraníes Abdolfazl Shekarchi, citado por la agencia Tasnim.
«Todos los drones (…) regresaron a su base», declaró el militar.
«No hay ningún informe sobre un enfrentamiento con el ‘USS Boxer'», agregó el responsable.
Estados Unidos pudo abatir «uno de sus propios» drones «por error» en el estrecho de Ormuz, estimó el viceministro de Relaciones Exteriores iraní, Abas Araghchi.
La zona del Golfo y del Estrecho de Ormuz -por donde pasa un tercio del transporte marítimo de petróleo del mundo- está en el centro del creciente enfrentamiento entre Estados Unidos e Irán.
Según Trump, el dron iraní se acercó a menos de 1.000 yardas (un poco más de 900 metros) del «USS Boxer», que tomó una «acción defensiva».
«El dron fue destruido inmediatamente», señaló el presidente.
– Coalición –
En un comunicado, los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico iraní, indican que van a publicar «pronto» fotos del ‘USS Boxer’ tomadas por uno de sus drones.
El dron transmitió a su base «antes y después de la hora en la que los estadounidenses afirman» haberlo destruido, agrega el comunicado.
«Estados Unidos se reserva el derecho de defender las instalaciones de su personal, y sus intereses» amenazó por su lado Trump el jueves. También exhortó a «los demás países a proteger sus navíos que pasan por el estrecho y a cooperar con nosotros en el futuro».
Washington intenta formar una coalición internacional para escoltar a los buques mercantes en el Golfo. Por su lado, el jefe del Mando Central de Estados Unidos, Kenneth McKenzie, se comprometió «enérgicamente» el jueves a garantizar la seguridad del transporte marítimo en esta zona, durante una visita a Arabia Saudita, país rival de Irán en la región.
Washington ha reforzado su presencia militar en el Golfo, tras acusar a Irán de estar detrás de actos de sabotaje contra cuatro buques-cisterna cerca del estrecho de Ormuz en mayo pasado, y de dos ataques de origen desconocido a mediados de junio contra dos petroleros –uno japonés y otro noruego– frente a las costas iraníes en el golfo de Omán. Teherán niega estas acusaciones.
La tensión entre los dos países llegó a su máximo nivel el 20 de junio cuando Irán abatió un dron estadounidense que se hallaba, según Teherán, en su espacio aéreo.
Trump afirmó entonces que había anulado a última hora bombardeos de represalia.
– Incesante tensión –
Pocas horas antes del incidente en torno al dron iraní, los Guardianes de la Revolución anunciaron que desde el 14 de julio mantienen retenido a «un petrolero extranjero» y a su tripulación por acusaciones de contrabando.
El Guía supremo iraní Ali Jamenei había anunciado 48 horas antes que su país respondería «en el momento y lugar oportunos» a la intercepción el 4 de julio de un superpetrolero iraní, «Grace One», por parte de las autoridades británicas frente a las costas de Gibraltar.
El viernes, la Corte Suprema de Gibraltar decidió prolongar durante 30 días la retención de este petrolero iraní, ante las sospechas de que dirigía su cargamento a Siria, lo que violaría el embargo occidental contra el régimen de Bashar al Asad.
Las tensiones entre Irán y Estados Unidos han vuelto a emerger con fuerza desde 2018.
Después de retirarse unilateralmente del acuerdo internacional sobre el programa nuclear iraní de 2015, Washington volvió a imponer sanciones que afectan gravemente a la República Islámica y llevaron a su economía a caer en recesión.
Desde el pasado mayo Irán ha empezado a incumplir varios compromisos previstos en el acuerdo de 2015. Según Teherán, se trata de una estrategia orientada a presionar a las otras potencias que firmaron el acuerdo para que tomen medidas que garanticen la supervivencia del pacto.